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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La obsesión de Ollanta Humala con el Apra parece ser tal que ha incorporado la escopeta de dos cañones a su estilo oratorio. Por un lado, respalda a su flamante primer ministro, Pedro Cateriano, en las conversaciones emprendidas con las demás fuerzas políticas en un afán de lograr entendimientos básicos para bajar tensiones y obtener confianza en el Congreso, y, al mismo tiempo, continúa descalificando al Legislativo en discursos diarios. La gran excusa para el insulto a los congresistas de la oposición es la defensa de su "exitosa" esposa, que lo único que pretende es "servir al país, sin recibir pago alguno".

El estilo romántico de Las mil y una noches que el presidente Ollanta Humala utiliza para reforzar la imagen de Nadine Heredia puede ser muy atractivo y halagador para su compañera, pero denota, a leguas, una vieja estrategia política. Sataniza a los partidos que llama tradicionales insultándolos para ganarse alguito.

Fujimori lo hizo y, por un buen tiempo, embrujó con el hechizo de la desesperanza democrática. La receta no es nueva y el campo está abonado en una sociedad descreída y en la que las instituciones partidarias, en su mayoría, son meros cascarones que se acomodan a las pretensiones electorales. Pero siempre es un juego peligroso que, a la larga, cobra.

Pedro Cateriano no se reúne aún con sus enemigos históricos. Hay expectativa de que lo haga. Hasta ahora, ha emprendido lo que le corresponde a un dirigente gubernamental en situaciones políticas como las actuales y con un Congreso sin mayoría.

Sin embargo, el presidente Ollanta Humala parece seguir divorciado de una realidad que le impone tolerancia, cordura y serenidad. Esperemos verdaderamente que tampoco se utilice el enojoso tema del espionaje para subir la tensión con Chile. No creo que el patriotismo pase por la utilización de un tema tan delicado como el de las relaciones con el país del sur. Firmeza y diplomacia es lo que esperamos en el manejo de las relaciones internacionales, sobre todo con Chile, pero cuidado con la tentación de usarlas para propósitos ocultos y personalistas.