Mónica Delta: ¡Cónchale vale, Nadine!

¿Es siempre la mejor defensa el ataque? No en el caso de las indagaciones fiscales sobre gastos suntuosos de la primera dama. El presidente Humala, que es un experto en 'tacles', ha dicho que es una persecución contra su esposa y ha pretendido hacer comparaciones siempre odiosas con otras cónyuges presidenciales. Como de costumbre, parece que le preocupa la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Pretender minimizar los cuestionamientos contra Heredia haciéndonos creer que nos estamos escandalizando por la "compra de chocolates Godiva" en Nueva York es un insulto a la inteligencia de los peruanos. Nosotros creemos que la señora Nadine Heredia tiene la obligación de vestir bien, de usar carteras y zapatos finos, de representarnos con elegancia y con altura, pero de ninguna manera puede dar muestras de frivolidad y menos conductas que riñan con el valor de la honestidad. Si hay preguntas y cuestionamientos, que no se enojen, que respondan ante los entes de justicia y también ante la opinión pública.

La mujer del César debe ser y parecer (en el caso de la pareja, puede haber confusión sobre quién es el César). Hay explicaciones que dar y esperamos que sean con la mayor transparencia.

No podemos vivir bajo permanente sospecha, la cual se agudiza, por ejemplo, por la oportunidad en la que se cambia al fiscal que está investigando a la presidenta del Partido Nacionalista. Si bien el fiscal de la Nación asegura que dicho magistrado continuará viendo el caso –aunque no sea el titular de ese despacho–, se debe garantizar que se actuará con autonomía e independencia.

No se debe dar espacio para especulaciones sobre presuntas presiones del gobierno. Hay algo que ha quedado claro e, incluso, con admisión de parte: por primera vez, Heredia ha reconocido que los fondos vinieron de Venezuela, aunque evidentemente se ha esforzado en precisar que era plata de particulares simpatizantes de su proyecto político en el 2005 y no del gobierno del extinto Hugo Chávez.