En modo Vizcarra. (Presidencia)
En modo Vizcarra. (Presidencia)

Se viene haciendo reiterado el comportamiento de Castillo de enfrentarse al Congreso y ponerlo contra el “pueblo”, imitando la perniciosa actitud del expresidente Martín Vizcarra, ahora inhabilitado por el Vacunagate e investigado por el escandaloso caso Swing.

Solo en los últimos días se refirió dos veces de manera negativa al Legislativo. Primero, lo acusó de “atentar contra la voluntad popular” y le siguió luego una amenaza sin ambages: “No permitiremos que se vulnere la participación política de los peruanos, menospreciando, condicionando y sometiendo su voluntad a merced del parecer único del Congreso”.

El saleroso reclamo fue porque, como todo indicaba, se aprobó por insistencia la ley que le recuerda al país lo que ya está en la Constitución: que la única manera de hacer un referéndum para modificar o cambiar la Carta Magna es a través del Congreso.

De ese modo, Castillo anunciaba que iba a acudir al Tribunal Constitucional para impugnar la ley. Pero el martes atacó nuevamente al Parlamento, acusando a los representantes de no hacer nada para investigar el desastre ambiental ocasionado por el derrame de Repsol. Sin embargo, desde el Legislativo le recordaron todo lo que se ha hecho en el marco de las acciones de control y fiscalización respecto al tema, y que más bien él se estaba lavando las manos, pues el Ejecutivo fue el que tardó en reaccionar. Cabe decir, por otro lado, que su respuesta ante el incidente ha sido de lo más flácida, ya que ni siquiera presionó a la empresa para obligarla a que remediara el daño de inmediato.

Debe cuidarse el presidente de volver a la torpe estrategia de deslegitimar al Congreso, donde, además, sobran los termocéfalos que vuelven a entonar la cantaleta de la vacancia a la primera de bastos. El país no está para perder otro año entrampado en un pernicioso enfrentamiento de poderes, como ya ocurrió en la historia reciente, con un costo altísimo para el Perú y los peruanos.

Toda repetición es una ofensa, señor presidente. En lugar de remedar la estrategia de Vizcarra de convertir al Congreso en su piñata –por cierto, terminó vacado por el nuevo Parlamento al que él mismo convocó–, concéntrese usted en acelerar la reactivación de la economía y deje de andar echándoles la culpa a otros de sus propios yerros y limitaciones.