Confieso que tengo una inclinación a ver las oportunidades que aparecen dentro de las situaciones difíciles, lo que me lleva inclusive a discusiones con amigos que, con acierto, siempre señalan los problemas.

Esa inclinación me hace destacar los avances –escasos todavía– que la sociedad, el Estado y el empresariado han venido dando de manera forzada debido a las necesarias medidas de aislamiento social que han sido anunciadas.

Dado el colapso de la línea 113 y la imposibilidad de mapear todo el territorio nacional, debido a la modalidad de recepción de llamadas (inbound), existe una iniciativa entre una empresa de tecnología y otra de telecomunicaciones que ha sido presentada ante las autoridades del gobierno, a través de la Secretaría Técnica del Comité Intersectorial y la Secretaría General de Gobierno Digital de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM).

Esta solución cambia el modelo a llamadas salientes (outbound). Es decir, es la línea 113 la que efectúa las llamadas por olas. Con ello evita la congestión, pero, además, cubre a toda la telefonía móvil (smart y no smart).

El sistema hace el triaje con las preguntas claves que debe contestar cada persona y, de esa manera, puede detectar los bolsones de riesgo por el coronavirus, anticipándose con medidas de prevención.

Por otro lado, muchas empresas se han visto forzadas a continuar sus operaciones en modalidad de teletrabajo, apoyadas en la tecnología.

Muchas sesiones de directorio, con miembros renuentes a lo nuevo, se vieron obligados a usar herramientas colaborativas (Hangouts, Teams, Zoom, entre las que más se han usado) y constatar su bondad.

Las aplicaciones de educación virtual, por otra parte, han permitido que tanto empresas como entidades educativas puedan aminorar el impacto en el entrenamiento de las personas.

También ha mostrado las debilidades que tenemos y, con ello, las oportunidades de mejora que existen, como la importancia del dinero digital obligatorio, mediante una criptomoneda oficial del Banco Central de Reserva (BCR), que hubiera hecho todo más eficaz y menos riesgoso de contagio a los 3.5 millones de personas que han tenido que salir y trasladarse para cobrar este bono de S/380.

Aunque no es deseable lo ocurrido, no hay mal que por bien no venga.