(Foto: Presidencia)
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Se acaba el 2021 y corresponde hacer un balance de los primeros cinco meses de gestión del presidente Castillo. Justo cuando el país salía de los encierros de la cuarentena y luchaba por reconstruir su economía, dañada severamente por la pandemia, era más necesario que nunca un liderazgo claro y fiable. Un liderazgo lúcido, profesional, con sentido práctico y visión de futuro, que sacara al Perú del atolladero en que se encontraba.

Pero todo comenzó mal, desde la conformación del primer gabinete, con un pésimo Premier y nombramientos más que discutibles en puestos estratégicos del Estado que uno tras otro se suceden –renuncias obligadas, procesos judiciales, censuras parlamentarias y destituciones mediante– hasta el día de hoy.

Si bien los nombres de estos personajes –Guido Bellido, Íber Maraví, Juan Silva Villegas, Héctor Béjar, Richard Rojas– serán seguramente olvidados por la Historia, debemos recordarlos en conjunto, en tanto gobierno, como el lastre que no solo frenó el avance del país sino, más bien, puso en reversa reformas esenciales en educación, transporte o minería, reformas que estaban llevando al Perú hacia la modernidad y que hoy se encuentran estancadas.

Al mismo tiempo, un constante ruido político generado por proyectos absurdos como el de la Asamblea Constituyente o la expropiación de recursos naturales –gas de Camisea– espantaron las inversiones, afectaron la economía y dispararon los precios de los productos básicos de las familias peruanas: pan, pollo, combustibles, etc.

El presidente no hizo nada para bajar ese ruido y más bien parecía alentarlo con declaraciones contradictorias y confusas o con los dislates antimineros de la premier Mirtha Vásquez, que lejos de impulsar el sector que más recursos e impuestos genera al país, legitimaba las protestas violentas contra las empresas extractivas.

Según expertos, si no hubiese habido todo ese ruido político, el PBI habría crecido 4 puntos más de lo que se prevé (13.4%). Una pena. El gobierno que postulaba ser del pueblo dejó con menos ingresos al pueblo. Ojalá el presidente Castillo dé una vuelta de tuerca en el 2022: que enmiende tanto error cometido, deje de involucrarse en escándalos y actúe con la transparencia que el país le exige. Esos son nuestros mejores deseos para el año que viene.

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