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A través de testimonios de testigos y colaboradores se ha podido saber quién realmente era el famoso ‘Conejo’, apelativo con que se le conoce al coronel PNP Martín Gonzales Sánchez, oficial de Inteligencia que dirigió la Digimin, hoy preso en la carceleta del Palacio de Justicia.
Ya no solo aparece en la foto de la escandalosa fuga del ex juez supremo César Hinostroza –seguramente veraneando muy orondo por estos días en los países bajos–, según los declarantes también tuvo protagonismo decisivo en los escapes de los sobrinos de Pedro Castillo y su paisano, el exministro Juan Silva Villegas.
Los últimos cinco años de la trayectoria de Gonzales Sánchez abarcan dos periodos presidenciales en los que ambos mandatarios –Martín Vizcarra y luego el golpista Pedro Castillo– terminaron involucrados en hechos de corrupción.
El Equipo Especial de Fiscales Contra la Corrupción en el Poder (Eficcop) ha logrado llegar al fondo de las oscuras maniobras de este mal policía, delito por delito, que deberán ser evaluadas al milímetro por la justicia, ya que las más graves están relacionadas con sonadas fugas de personajes que operaban desde las altas esferas del Poder Judicial o el Poder Ejecutivo.
Gonzales Sánchez es el segundo oficial al que se le descubren vínculos con las mafias que se mueven y lucran en las sombras y compartimentos estancos del poder político. El primero que fue puesto al descubierto es el capitán Jorge Rodríguez Menacho, quien hizo lo mismo, pero desde la Diviac, al servicio de los intereses de las hermanas Benavides.
Con semejantes descubrimientos, la PNP está obligada a tomar medidas severas y poner en práctica políticas internas de gran rigor para evitar infiltraciones de este jaez.
No se debe olvidar que los sistemas de inteligencia policial son organismos de élite para los cuales se debe reclutar oficiales no solo de altas calificaciones sino de integridad exhaustivamente comprobada.
Es responsabilidad de sus superiores que esta regla de oro jamás se vea enlodada por tarjetazos, recomendaciones o padrinazgos políticos. Ello, como es obvio, por la naturaleza misma de los expedientes que están llamados a manejar: casos críticos, con encumbrados personajes de por medio. El monitoreo permanente del personal de estos comandos es también imprescindible, pues los recursos de la corrupción son ingentes.
Dos topos policiales en casos digamos que vecinos hablan a las claras de la ilimitada solvencia de las redes criminales. Pero también de descuidos clamorosos en los sistemas de control interno en la PNP.
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