(Foto: AFP)
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Por: Marisol Pérez Tello

Entiendo que estamos preocupados por sobrevivir. El miedo, la imposibilidad de respirar, la muerte y el dolor por los que se van nos acompañan desde hace varios meses. A esto se suma el temor a perder nuestra fuente de ingresos y a lo que sea que venga.

Sin embargo, creo que, como colectivo, lo más peligroso es que en esta pelea de cada día dejemos pasar cosas que son importantes y que nos pasarán factura si guardamos silencio y no actuamos a tiempo.

Lo primero es la importancia y necesidad de justicia y de respeto a la ley, sin ley no hay estado de derecho que pueda limitar el ejercicio del poder y garantizar las relaciones de la gente de manera que las reglas (normas) nos permitan vivir en sociedad y buscar el bien común. Sin reglas hay un paso a la ley del más fuerte y al ojo por ojo. La impunidad seguirá siendo la enfermedad, la corrupción y la inseguridad sus manifestaciones más letales.

Pero también es importante e impostergable garantizar democracia y libertad. Entraremos a un proceso electoral ya convocado y las reglas no son claras y aún se siguen discutiendo. Se interpreta la Constitución para temas vinculados a gobernabilidad y estabilidad democrática, se siente una justicia politizada que no se desmarca de titulares y de la coyuntura.

Tenemos noticias de espacios de jóvenes en que Movadef entra con su discurso y nadie les recuerda los crímenes de Sendero. Se denuncia un trabajo de ideologización revestida de solidaridad desde Cuba como forma de iniciar lo que terminó socavando la democracia en Venezuela y no decimos nada.

En dos meses, Cuba, una vez más, se presenta al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, si no lo evitan los países democráticos volverá a ser elegido. Con su presencia Cuba deslegitima lo que representa el consejo; con 60 años de dictadura, de violación sistemática de derechos humanos, de manipular y usar a su favor lo que hemos creado para garantizar la paz soportada en justicia social y respeto a la dignidad.

No debemos dejarle el camino libre a Cuba y a sus aliados y lo que representan dentro y fuera de nuestro país. Como demócratas reclamamos una acción concreta del gobierno al respecto y nos toca hacer que nuestra voz se escuche y defender nuestra forma de vida en libertad, con justicia y solidaridad.

Ya nos pasó en la época de Sendero, callamos y dejamos que el miedo entre por nuestra puerta y la libertad salió por la ventana. ¡Que no nos pase otra vez!

Vamos a tener prioridades claras, sobrevivir al COVID unidos; no es tiempo de peleas y divisiones, tampoco tiempo de callar. Es tiempo de trabajar, apoyar a los más vulnerables y expuestos, respetar la ley y defender la democracia.

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