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Mariella Balbi: Conversación en tiempo de bolero
“Nuevamente hay que recordarle al gobierno que ganó por 35 mil escasos votos...”.
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La cadenciosa voz del notable Vicentico Valdez entona: “Conversación en tiempo de bolero, porque contigo no se puede hablar, unas veces contestas enojada, otras veces ni te dignas contestar”. Bellísima canción que se aplica perfectamente a la cerrazón de este régimen para escuchar ideas y planteamientos diferentes. Cosa fatal en una democracia tan juvenil como la nuestra. Así, fácilmente se cae en el aislamiento.
Si la crítica, en el buen sentido de la palabra, enroncha tanto al Ejecutivo, evidencia que cualquier propuesta sana es percibida como una afrenta, mini o mega. Nuevamente hay que recordarle al gobierno que ganó por 35 mil escasos votos de diferencia y que en el Perú somos 30 millones de almas con los mismos derechos. El país no avanza, esa es la vivencia que tienen los ciudadanos. El presidente llegó a 19% de aprobación apenas en 365 días.
Como para reflexionar y enmendar. Pero la impericia política provoca que tengamos un gabinete prácticamente endogámico. No ingresa nadie que no pertenezca al círculo de los elegidos.
Cuando se indaga por qué no hay más cambios ministeriales, se escucha que no encuentran gente adecuada, el resto es muy ‘perucho’ y se desconfía de todos. Es un estilo político ciertamente, pero resulta nefasto para un Perú ávido de respuestas, de acción, de crecimiento e institucionalidad.
Mayoritariamente, las fuerzas políticas del Parlamento se han pronunciado por que el premier y ministro de Economía no ocupe dos cargos. Hasta los miembros de su bancada le dicen que es mucho, que deje uno. La reacción es de ataque y descalificación a los militantes que llevaron al presidente al poder. Y encima un parlamentario no partidarizado, aparentemente del bando de los ‘buenos’, insiste en que es necesario optar por el premierato o por el MEF.Nadie que hace política sana tomaría esto como una afrenta; negociaría, entendería. Pero parece que la asesoría que tiene el premier solo le dice que el fujimorismo es la peste, responsable de todo lo malo.
Aconsejan con inaceptable omnipotencia, propia de quienes tienen estrecha mira. El gobierno hace agua, pero el fujimorismo es el culpable. Si desde el sector productivo empresarial se expresa igual opinión: esto no camina bien, hagamos ciertos cambios, también le cae la navaja de la molestia. Supimos del incordio entre el ex ministro de Economía y el premier, es legítimo pensar que los pares ministeriales no pueden expresar sus percepciones y en ocasiones deben aparecer como rivales. Alguien tiene que hacerle entender al presidente, lo dice prácticamente todo el Perú y de buena manera, que el premier debe optar por un cargo y no hacerse el sordo. La calle está arisca, en el Congreso no hay número, no basta un bolero.
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