"¿Cuál será el efecto de las marchas sobre la pandemia? ¿Habrá un aumento importante en el número de contagiados y tal vez de fallecidos?".
"¿Cuál será el efecto de las marchas sobre la pandemia? ¿Habrá un aumento importante en el número de contagiados y tal vez de fallecidos?".

¿Cuál será el efecto de las marchas sobre la pandemia? ¿Habrá un aumento importante en el número de contagiados y tal vez de fallecidos? ¿Serán nuevamente sobreexigidas las atenciones, equipos e instalaciones médicas? Mientras el Gobierno adelantaba medidas para mantener cierto nivel de confinamiento para el verano, restringiendo, por ejemplo, la asistencia a las playas, la gente se volcaba a las calles masivamente, con poco cuidado, ignorando obviamente la distancia de metro y medio que los protocolos requieren.

Waldo Mendoza, hoy ministro de Economía y Finanzas, escribió hace unas semanas un artículo en el que anticipaba que era muy posible que ya se hubiera producido inmunidad de rebaño y que no se esperaría una nueva ola de contagios. Otro análisis interesante es el que plantea que el uso masivo de la mascarilla habría generado un efecto similar al de una vacuna, pues esta reduciría la carga viral que llega al organismo, permitiendo a este generar anticuerpos. En otro ámbito, se menciona cada vez con mayor esperanza el descubrimiento de una o más vacunas. Todas estas son señales de esperanza y ya debiéramos estar pensando en cómo aprovecharlas para levantar la actividad económica y en cómo canalizar toda esa energía volcada hoy en las calles para levantar el país. Me temo que, aunque las cosas se hayan tranquilizado, la salida política con la que muchos hoy se encuentran conformes no sea suficiente para mantener la paz si es que no está acompañada por un mayor crecimiento económico que permita la recuperación del empleo y el aumento de ingresos de la población, esta vez, velando también para que el empleo generado sea de calidad y no informal.