Expresidente boliviano Evo Morales saluda a mandatario Pedro Castillo. (EFE)
Expresidente boliviano Evo Morales saluda a mandatario Pedro Castillo. (EFE)

El presidente Pedro Castillo estará hoy en Bolivia. Según la autorización solicitada y otorgada por el Congreso, su presencia en la tierra de Evo Morales es para participar en el Encuentro Presidencial y VI Gabinete Ministerial Binacional Bolivia-Perú. Eso dice la agenda formal y oficial, ¿pero habrá otra agenda secreta, como ya ocurrió en México, cuando Castillo se reunió a escondidas con el dictador Nicolás Maduro?

No olvidemos que hasta ahora no se sabe a ciencia cierta lo que se habló o negoció durante ese encuentro, más allá de las consabidas declaraciones oficiosas a la prensa. Ni siquiera el canciller Oscar Maúrtua supo responder con exactitud a esa interrogante en el Congreso, pues se trató de una movida del propio Castillo, planeada y realizada a espaldas del cronograma protocolar de Torre Tagle.

En el caso de Bolivia, son igualmente numerosos los intereses comunes entre uno y otro gobierno, sobre todo si consideramos las similitudes en el discurso bolivariano, populista y “nacionalizador”. De hecho, Evo Morales ha sido, digamos, pasajero frecuente en los vuelos La Paz-Lima-La Paz, antes y después de la segunda vuelta electoral, e incluso con Pedro Castillo ya en la Presidencia de la República.

Difícil olvidar sus perniciosas intromisiones en asuntos internos del Perú en el curso de eventos públicos de la Fenatep y gremios afines a Perú Libre, con cuyos dirigentes fue encontrado, en diversas ocasiones, almorzando o cenando en los restaurantes más exclusivos de Lima.

Pero qué otro tema habrá podido escalar en la agenda secreta de este conciliábulo binacional sino el del gas. Justo en momentos en que en el gobierno parecen arrancarse las vestiduras y dar rienda suelta a sus incontenibles delirios expropiadores, comenzando precisamente por el tema de Camisea. La experiencia expropiadora boliviana, por lo demás nefasta en lo que respecta a este recurso natural, solo debería servir como un modelo negativo, ya que, como señalan no pocos expertos, el país altiplánico, de exportador, terminará volviendo a importar gas en la próxima década.

Pero gases o no gases, lo cierto es que los peruanos debemos estar atentos a lo que se vaya a negociar bajo la mesa durante este encuentro binacional.