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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Dos cineastas y documentalistas canadienses son acusados por el Ministerio del Interior de soliviantar a los vecinos de una mina gestionada por una empresa también canadiense. Vecinos que, según el ministerio, ya antes se manifestaron contra dicha empresa, lo que produjo un incidente que pudo terminar en desgracia. Ambos ciudadanos canadienses, de acuerdo a la versión del ministerio, están en proceso de expulsión por haber violado las condiciones de la visa de turista que se les expidió.

La semana pasada estuvieron en Lima dos argentinos autores de un libro lleno de interpretaciones antojadizas de la historia, manipulación de hechos, afirmaciones falaces, fascismo disfrazado de filosofía y todo contado en un tono paranoico más bien risible. A lo History Channel 2 y sus programas de abducciones en los que se afirma que los gobiernos del mundo están en contubernio con los marcianos para que experimenten con seres humanos. Si se intenta leer con seriedad el libro de los argentinos que creen que a los hombres no les da cáncer de mama, y llaman anticientífico a quien afirma lo contrario, es igual de risible.

Sobre el discurso homófobo, racista y facho de ambos autores se ha montado la crema y nata del pensamiento facistoide local, que se siente reivindicada y celebra con la violencia verbal que la caracteriza. Y peor, entre la exigencia destemplada de quienes pedían censura, supresión o invisibilización de los visitantes y su discurso, y las actuaciones deslucidas de las contrapartes que les pusieron delante para debatir sus postulados, nadie pudo revolcarlos a ellos y a su discurso como la mala broma que son. Vinieron con un discurso de odio y se fueron ganadores.

Me parece que el Ministerio del Interior no está midiendo a todo el mundo con la misma vara.