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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Difícil no coincidir con los editoriales de Semana Económica respecto de lo que debe ser la línea editorial de un medio y su línea informativa, y cómo aquella debe estar basada en esta última y no al revés. Que un medio de comunicación que se precie de ser serio –o que aspire a serlo– se debe primero a la verdad que demuestran los hechos y no a lo que les gustaría que fuera a sus periodistas, editores o directores o a los amigos o familiares de estos. Parece sencillo y quizás lo sería si las personas careciéramos de apegos, fobias, aversiones, simpatías y repulsiones.

Nunca me cansaré de repetirlo, porque es muy fácil de perder de vista: todas nuestras respuestas están –de un modo u otro– coloreadas por nuestras experiencias y las expectativas que estas crean. Y tan es así que, ante una situación idéntica, podemos tener reacciones diametralmente opuestas dependiendo de quién esté involucrado en ellas. Una variante del "para mis amigos todo, para mis enemigos la ley".

Por ejemplo, es muy fácil señalar a Carlos Moreno y decir que PPK es tolerante con la corrupción porque no lo botó de inmediato y, es más, intentó cabrear el asunto. Es lícito preguntarse si lo habrían denunciado si es que el audio con sus negociados no se hubiera hecho público. Pero de ahí a afirmar que PPK es igual de corrupto que Fujimori, que mantuvo a Montesinos 11 años a su lado contra viento y marea, es ridículo.

Lo mismo sucede ahora. La transparencia siempre es una buena idea porque da confianza y, así como se debe pedir la hoja de vida y los antecedentes penales y judiciales de TODOS los asesores y funcionarios del Ejecutivo, se debe pedir los de los asesores de los congresistas. Todos tienen un sueldo del Estado.