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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

"Mientras que yo sea congresista, aquí no va a haber puente", le decía uno de los congresistas por la región San Martín a un balsero del río Huallaga en el cruce conocido como Puerto López. Este es uno de los tres cruces que llevan de Tarapoto al distrito de Sauce, cuya principal actividad es, hoy, el turismo. A través de esos tres pasos atraviesan el río, personas, autos, camionetas, motos y camiones que transportan desde bulldozers hasta postes de concreto para tendido eléctrico.

"Nadie quiere que haya un puente, solo las personas que necesitan viajar y transportarse", nos cuenta el taxista. Ni los balseros que viven de ello y cobran entre 5 y 10 soles a cada auto por cruzar; ni el alcalde, que sin invertir busca cobrar hasta mil soles al mes a cada balsero por permitirles dar el servicio; ni el congresista (por razones que no conocemos, pero sospechamos); ni, por último, el desaparecido Carlos González, dueño de decenas de miles de hectáreas de bosques y tierras (lagunas incluidas) y de algunos de los hoteles más conocidos de la zona. "Hay que proteger el medio ambiente y, si hay puente, va a llegar más gente", es la explicación.

Sauce es un pueblo que languidece a orillas de la Laguna Azul; los servicios básicos son muy limitados cuando no inexistentes. Hoy llueve y el acceso está restringido, porque tampoco hay pista, sino solo un afirmado lodoso.

El alcalde, el congresista, González y sus invitados no debían esperar a que pase la lluvia ni se seque el camino porque tienen a su disposición vehículos capaces de atravesar eso y más; los que viven en Sauce, no. Oponerse al puente –y a la pista– para cuidar el medio ambiente no es una explicación razonable, pues con dinero (necesario para llegar hasta aquí) igual se llega. Yo puedo. Tú no.