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Redacción PERÚ21

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A Castañeda habría que investigarlo para determinar su real participación en Comunicore (gracias al fallo del TC que le niega el hábeas corpus a Nadine, se puede). Él llegó a la Alcaldía sin tener idea de qué cosa hacer y, por eso, se dedicó a tapar con pintura amarilla todo vestigio de la gestión anterior.

Castañeda dijo que la reforma del transporte de Susana Villarán era un adefesio, pero hoy se enfrenta al MEF para poder continuar con su implementación. Es difícil creer que lo hace porque recapacitó y asumió, gallardo, que estaba equivocado. Esperar grandeza de Castañeda es como esperar que Puñete denuncie a Kenji en la comisaría de mujeres. Seguramente las amenazas legales y alguno que otro gesto generoso y de buena voluntad por parte de los transportistas enganchados en el proyecto, y con mucho que perder, hicieron el milagro.

El MEF exige que todo se anule porque no aprobó el proyecto, como manda la ley. El ministro Segura tiene dificultades para empujar proyectos. Pero mediante WhatsApp sí aprobó el proyecto del Gasoducto del Sur sin estudio de demanda y la Línea 2 del Metro de Lima sin estudios de geotecnia adecuados. El encargado de esto en el MEF es Giancarlo Marchesi, conocido de Segura del BCP, quien jamás había hecho concesiones, mucho menos de megaproyectos de inversión y que en su haber tiene que ni siquiera pudo mantener un fondo privado de inversión por seis meses sin quebrarlo.

El proyecto de reforma del transporte es importante para Lima, aunque tenga implicancias que no le convengan al partido de gobierno. Formalmente, Segura tiene razón, pero también es posible darle una vuelta y beneficiar a la ciudad. A menos que Segura sepa de un tinglado que nosotros no conocemos y los quiera fregar.