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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Es consenso que el presidente Ollanta Humala no dijo nada nuevo en su mensaje y no tocó algunos temas urgentes que a muchos preocupan. Sin embargo, a un inteligente y entrañable amigo –y en esto varios coincidieron con él– le parecía alucinante que los medios limeños y los limeños no estuviéramos reconociendo los grandes avances en inclusión social y la mejora sin precedentes del sistema educativo. Criticaba la mirada chata, casi sanisidrina, con poco conocimiento de lo que está pasando en el resto del país y la facilidad con la que se critica. Esto, sin dejar de reconocer que la falta de liderazgo del jefe de Estado, su rasgo innato, no es excusa para las omisiones.

Sí y no.

Humala habla con números de la educación y los programas sociales en todos sus mensajes a la nación y cada vez que puede. Los medios difunden con frecuencia los logros y alcances de la política social del Estado. Hay que ser muy mezquino para no reconocer los avances y su impacto en la vida de millones, pero que por tercer año consecutivo el foco principal del mensaje por 28 de julio sea una lista de logros en temas de inclusión que ya no suenan tan fuerte porque son conocidos, es preocupante y criticable.

Y quizá no tanto porque son omisiones que tienen que ver con otras necesidades sociales que también necesitan remediarse de manera urgente (seguridad precaria, igualdad de género pegada a lo anterior, marcha de la economía, etc.), sino porque lo que sostiene esas políticas sociales tan exitosas son los flujos que se producen gracias a la armonización de todos esos otros temas que el presidente evitó mencionar.

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