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Redacción PERÚ21

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El 18 de junio se hizo público el documento Laudato Sí, una carta dirigida a los fieles católicos (o encíclica) escrita por el papa Francisco. En ella, este reflexiona sobre la relación entre el ser humano y su decidido efecto en el medio ambiente y algunas prácticas del mercado que tienen consecuencias negativas. Algunas personas y organizaciones lo interpretaron como un espaldarazo de la Iglesia Católica a la causa del ambientalismo. ¿Es esto importante? Sí, pero no en la dimensión que algunos quisiéramos y que algunos otros creen.

En promedio, Francisco ha estado bastante más expuesto a los medios que su predecesor, Joseph Ratzinger, y se ha referido a temas muy controvertidos marcando posiciones inesperadas en esta época de conservadurismo renovado y agresivo.

Entre los gestos más importantes que algunos despistados interpretan como una "revolución" dentro de la Iglesia Católica, está el que Francisco haya recibido en su palacio al padre Gustavo Gutiérrez, principal impulsor de la Teología de la Liberación, sacerdote postergado y maltratado con la aquiescencia del cardenal Juan Luis Cipriani. También fue Cipriani quien le prohibió al padre Gastón Garatea presidir misas en Lima por expresar más o menos lo mismo que el papa Francisco (el jefe de Cipriani) ha dicho respecto a los homosexuales y al medio ambiente. Hasta donde sabemos, el estatus de estos dos sacerdotes no ha cambiado y el arzobispado de Lima sigue teniendo acciones de empresas mineras. Entonces, más allá de las declaraciones del Papa, por oficiales que sean, ¿qué ha cambiado realmente?

Francisco no viene al Perú. Si queremos ser suspicaces, se está saltando a Cipriani, quien no parece muy agitado. Quizás sea mejor así: mejor un Francisco "el buena onda", que un Juan Pablo I "el breve".