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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Nadine Heredia se fue. Sin esconderse, por Migraciones, avisando al juez y con contrato de trabajo bajo el brazo. ¿Nadie se dio cuenta ni lo vio venir? El comunicado de protesta por la designación de Heredia como funcionaria de la FAO (por cierto, ¿qué sabe ella de agricultura?) de la Cancillería da risa y es peligroso, porque podría ser usado para denunciar persecución política:

Heredia está siendo investigada, sí, pero no es, a la fecha, una delincuente condenada, ni un reo contumaz que se va al extranjero como perseguido político a esperar que prescriban sus delitos. Tampoco está abandonando su puesto de trabajo excusándose en una cumbre internacional como para mandar después su carta de renuncia por fax desde un país del que no puede ser extraditado. Perdón, extraditada.

Tiene derecho a buscar trabajo aquí o en el extranjero (que es más que lo que han hecho muchos y muchas) y a que se lo den. Ver a los fujis hablar de credenciales o experiencia insuficientes para el puesto da mucha risa. Ver las credenciales de su predecesora da pena y levanta todas las sospechas habidas y por haber. Dudo que vaya a regresar o que alguien siga pensando que es trigo limpio, pero me parece que legal o formalmente no hay nada que objetar. Sin embargo, es una desgracia para el gobierno y para sus ínfulas –hipócritas– de "caminar derecho" que se haya mandado mudar.

Lo que corresponde ahora es que las investigaciones sigan su curso. Si había quienes pensaban que Heredia tiene o mantiene alguna influencia sobre los poderes del Estado, pueden ahora estar más tranquilos, porque el poder es como la gravedad: cuanto más lejos está, menos influye.

Y muchas gracias por ponerme en la lista, queridos fujitrolls.