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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Antes de ayer, después de agredir e insultar al ministro de Educación, Jaime Saavedra, la bancada fujimorista anunció que presentaría una moción de censura contra él. No es que ya no lo supiéramos: varios miembros de esa bancada habían adelantado –actos fallidos o accesos de honestidad mediante– que así habría de ser. Incluso el mismo día podía adivinarse las verdaderas intenciones de la interpelación fijándose en cuántos congresistas llegaron a escuchar a Saavedra. No tenían para qué, ya estaba decidido por alguien más.

Escuchar a la banKada aplaudir el "destape" del congresista Becerril aunque se tratara de un refrito, y levantado con sorpresa y sorna por la congresista Chacón como si se tratara de una novedad, fue de lo más artero de la jornada. El "notición" de Becerril fue denunciado por el propio Minedu el 22 de noviembre, como consta en documentos oficiales, y fue comentado por el propio ministro en una entrevista realizada en el diario El Comercio por el periodista Fernando Vivas el 25 de noviembre.

Los gritos desaforados llenos de mentiras sobre el currículo escolar y los pedidos de investigar a la prueba PISA y a la OCDE hubieran dado risa si no fuera trágico tener representantes de la patria que son orgullosos dueños de ignorancias de insondables dimensiones.

El fujimorismo quiere aplastar al Ejecutivo y lo ha dejado claro; no les interesa ser funcionales al país ni ser una oposición responsable. La cuestión de confianza es una posibilidad abierta para equilibrar la cancha. Pero si la van a tomar debe ser ahora porque este es un tren que solo pasa una vez. ¿O alguien cree que el gobierno tendría a la indignación ciudadana de su lado si después de permitir que censuren a Saavedra, el fujimorismo pretende censurarle a Basombrío?