(EFE/EPA/JUSTIN LANE/Archivo)
(EFE/EPA/JUSTIN LANE/Archivo)

Con el COVID-19, algunos aprovechan para propagar narrativas dramáticas. El periodista inglés Paul Mason dice que sería posible y deseable que el virus termine con el capitalismo. Sin embargo, el público está demostrando ser más prudente.

Previo a la pandemia, el éxito de la izquierda dura a través del mundo era limitado. En EE.UU. y Reino Unido, los socialistas aumentaron su influencia en los grandes partidos, pero fracasaron en elecciones. Bernie Sanders recibió una paliza de Joe Biden y Jeremy Corbyn sufrió una derrota histórica ante el conservador Boris Johnson. Sobre todo, a pesar de las victorias de Trump y Bolsonaro, el mundo democrático ha optado por gobiernos moderados. ¿El virus nos embarcará hacia una tendencia radical?

El Barómetro de Confianza de Edelman, consultora americana de relaciones públicas, afirma que los ciudadanos del mundo están apostando más por el gobierno.

El estudio revela que la confianza en el Estado ha subido a 65% a nivel global, un aumento de 11 puntos. Por otra parte, el informe señala que, a pesar de una considerable desilusión en el sector privado, la confianza en las empresas ha subido cuatro puntos. No parece que vamos al estatismo absoluto.

Las tendencias electorales confirman la prudencia popular sugerida por el barómetro. En EE.UU., el moderado Biden tiene una amplia ventaja sobre Trump. En el Perú, políticos como Forsyth y Urresti lideran las encuestas. Ninguno ofrece un cambio radical del sistema. Varios encuestadores sugieren que, cuando hay crisis, la población apuesta por el gobierno actual, o la opción percibida como “estable”. No obstante, si el statu quo falla, las semillas del radicalismo están listas para florecer.