El “slapstick” es un tipo de comedia física en la que el recurso son los tropezones, las caídas, las bromas pesadas, los errores groseros en el diálogo, la bufonada, la payasada, el porrazo a veces intencional y otras por accidente, por lo general debido al uso torpe de algún accesorio o herramienta a la mano.
Famosos en el rubro de este tipo de comedia son Charles Chaplin, Buster Keaton, Jerry Lewwis, Benny Hill, Rowan Atkinson (Mr. Bean), Jim Carrey y, perdón por el olvido, pero de ninguna manera pueden faltar “los hermanos Marx”. Hay muchos más, qué duda cabe; yo simplemente les estoy presentando las referencias que he visto y conozco.
Aquí en Perú, el programa Risas y salsa usaba mucho ese recurso en casi todos sus “sketches”: dícese de la escena, generalmente humorística, que dura entre uno y cinco minutos aproximadamente. Los célebres empujones de Antonio Salim a Rodolfo Carrión ‘Felpudini’ en el sketch “El jefecito”, donde el “office boy” enamorado de la secretaria termina literalmente rodando por las escaleras luego de que su jefe, también amartelado de “Chelita”, le propinara tremendo empujón.
MIRA: Robemos Perú, un partido como tú
Célebres mundialmente fueron “Los tres chiflados”: Moe (el mandón que metía lapos en la cabeza a sus compañeros), Larry (el torpe que hacía de nexo entre los otros dos cada vez que se presentaba un conflicto) y Curly (el más llamativo y exagerado, además de gritón y de desbordante humor físico). Cada capítulo los mostraba en situaciones descabelladas generadas torpemente por ellos, llevando cualquier resolución al absurdo total.
Después de lo anterior, me complazco en anunciarles que en nuestro país acaba de nacer un nuevo grupo de cultores de este género. Torpes como ellos solos, payasos, chiflados hasta más no poder e inenarrablemente diestros para convertir cualquier situación medianamente coherente en una tremenda cojudez, con ustedes: “Dina Boluarte y sus ministros”.
Estamos siendo históricos testigos del nacimiento de un nuevo género del entretenimiento y es producto peruano, el “humor de la torpeza”. Émulos innatos del “slapstick”, un flamante trío invade las pantallas peruanas: Dina, Morgan y Juan José, “los tres deschavetados”.
Unos locos de remate capaces de hablar más huevadas que los propios Richavo y Jorge Luna, a quienes, dicho sea de paso, felicito por su próxima y ya agotada presentación en el Madison Square Garden de Nueva York. Más descoordinados que Mr. Bean, más caraduras que el tristemente célebre hermano del narcotraficante Reynaldo Rodríguez Lopes, “El padrino”, y su memorable frase “yo soy su hermano, pero no sé nada”, que luego se convirtió en una secuencia exitosa del programa de los sábados a cargo de Adolfo Chuiman y Elmer Alfaro “Machucado”.
“Los tres deschavetados”, Dina, Morgan y Juan José, son realmente impredecibles.
Deschavetada Dina (la jefa de power del trío deschavetado):
-Es capaz de generar su propio récord Guinness hablando tetudeces en un discurso que a nadie le interesa por cinco interminables horas.
-Puede aparecerse en pijama en un aeropuerto en París o resaltar en una entrevista que su plato favorito es el pollo enrollado con kam lu wantan con Inka Kola… según ella, gran promoción al Perú y, sobre todo, eso estimulará las inversiones extranjeras.
-También es capaz de sacarle la madre a la gente, muy oronda ella, en su” baño de impopularidad”.
-Y como todo chiflado, no puede irse sin un último “gag” (efecto rápido e inesperado que transmite humor), cantar el Gato Ron Ron, en lo cual los asistentes (entre ellos niños que tienen la hermosa cualidad de no saber mentir) se mostraron más que desconcertados con la improvisación. Pobre Yola Polastri, cómo se habrá revolcado en su tumba…
Deschavetado Morgan (el personaje del adulón de la jefa, justifica lo injustificable, es el que remata el mal chiste tratando de “arreglar” la metida de pata de su superior y termina empeorándolo todo, recurso muy efectivo en el humor):
-Es autor de desafortunadas y nada graciosas frases como “en la selva, las violaciones son parte de una cultura que no podemos cambiar de la noche a la mañana” … Es obvio que aquí no leyó su guion y, sí pues, en el arte de ser bufón hay quienes no están dotados para improvisar, por eso el papel fundamental de los guionistas.
- “¿Saben quién lidera las encuestas y con qué porcentaje? La persona que lidera las encuestas para la Presidencia de la República tiene 2.96% de intención de voto, y la segunda tiene menos del 2%. Entonces, yo hago una reflexión sencilla. La señora presidenta, según ustedes, en las encuestas tiene 6%. Yo diría que no estamos tan mal. A lo mejor, la señora presidenta lidera las encuestas para una elección presidencial...”. ¡Ni Soflocleto llegó a tanto!
- “Yo no veo un gobierno débil, veo un gobierno fuerte que, además, también ha logrado construir nuevos consensos y acuerdos que permiten darle gobernabilidad y consolidar nuestra democracia en unas circunstancias difíciles. Yo creo que no hay que entrar en más detalles; en estos momentos ya se ha dado vuelta a la página y el ministro de Economía dio esa declaración. Yo creo que las cosas están bastante claras”… momento épico en que el chiste está en desacreditar al elenco, en este caso al personaje de economía quien explicaba que la rebaja ante las calificadoras tenía que ver con la triste gestión de Dina. ¡Todo un remate humorístico! Fernando Armas no lo habría hecho mejor.
- Y, por último, su más reciente regalito que lo ancla en la categoría: la hermosa caída en medio de un payasesco partido de vóley con la selección femenina sub-17. ¡¡¡Gracias por tanto, Morgan!!!
Deschavetado Juan José (es quien imprime el desconcierto en el escenario. Algo así como la versión chúcara de ¿y dónde está el piloto? Su función es no tener función):
- “Eso solo pasa en Netflix”. Maravillosa declaración cuando le preguntan si es posible rastrear al prófugo más activo y omnipresente de los últimos años, Vladimir Cerrón, quien, a todas luces, es el fugitivo favorito del régimen.
- “Yo no lo busco, yo soy el ministro” o decirnos que “lamentablemente” no nos puede dar un plazo y una fecha sobre la captura del hijo pródigo de Chupaca, pero menos mal que sí está en condiciones de afirmar categóricamente que la Policía Nacional “lo está buscando”, lluvia de plops de Condorito; por favor necesito ir corriendo a comprar más papel higiénico que en la pandemia.
- Y la no menos genial frase del recontraespionaje que ni el super agente 86 habría logrado con tan fina ironía: “De acuerdo con la información que me proporciona el mando de la Policía Nacional del Perú, sé que estamos cerca. Conocemos su ubicación y esperamos pronto ponerlo a disposición de la justicia”… sin perdón de la expresión, ¡¡te pasaste de pendejo, compadre!!... Esta es la nueva versión del “taaaaaaaambién vieeeene” de Iván Márquez en “24 horas”.
Lejos de ser una comedia, esto que nos está ocurriendo, más bien, parece un drama. Ojalá estuviéramos en manos de Groucho, Harpo, Chico y Zeppo Marx, con su humor agudo y críticas irónicas hacia la política.
Charles Chaplin, en 1940, criticó brillantemente la guerra, la tiranía y cierra la película El gran dictador con un tremendo discurso en el que invoca la igualdad, la libertad, denunciando las barbaridades de los dictadores.
¿Qué estaremos pagando los peruanos, que estamos siendo sometidos al improvisado guion de un grupo de chiflados?
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Groucho Marx.
