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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Carmen González,Opina.21c.gonzalez@infonegocios.net.pe

La Municipalidad de Lima reconoció a la empresa Relima una antigua deuda de S/.35 millones y acordó pagarla en 10 años. Relima vendió su derecho a Comunicore en 14 millones, que esta le pagaría al contado. Después, Comunicore gestionó ante la comuna que, en vez de 10 años, le pagaran en un mes y así fue. Comunicore recibió sus S/. 35 millones, pagó a Relima los 14 y se quedó con 20, de los cuales 4 fueron a manos de sus gerentes, entre los que estaba el esposo de una sobrina de Castañeda. ¿Y los 16 restantes? Fácil. Contrataron a 30 humildes pobladores de Comas: les dieron S/.100 a cada uno para que fueran al BCP y BBVA y cobraran cheques por la millonaria suma, que al toque se evaporó. Después, Comunicore antes de desaparecer, fue a una notaría de La Oroya y cambió su nombre por Consorcio Esaróstica, apellido materno de su gerente que era analfabeta. ¿Y Castañeda? Fíjese que nada tuvo que ver, justo en esos días pidió vacaciones. Qué suertudo. ¿Verdad?