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Las uvas ya no están verdes
Arde el agro. Los trabajadores protestan por derechos que dicen que la Ley Agraria les ha quitado. Pero no es cierto, la ley no les quita nada.
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Arde el agro. Los trabajadores protestan por derechos que dicen que la Ley Agraria les ha quitado. Pero no es cierto, la ley no les quita nada. Entonces, ¿por qué protestan? Ya lo veremos. De inicio, hay que decir que las protestas superan cualquier tolerancia. Han bloqueado carreteras. Te quedas retenido por días con suerte, porque a otros les apedrean vehículos con ellos dentro. Asaltos, incendios, saqueos. Esto ocurre, además, en plena cosecha de uva, la de mayor exportación. Se va a perder buena parte de ella. Al final, heridos y muertos. Es evidente que la protesta quiere hacer daño. ¿Cómo entender tanta barbarie?
Detrás de las protestas están los que sí quieren el caos para pescar botines o capturar el poder. Pero ellos no representan a los trabajadores rurales, que no son terrucos ni vándalos. ¿Qué son? Retrocedamos a la cuarentena. Mientras nos quedamos en casa a salvo de todo, los trabajadores rurales siguieron trabajando, sin todavía saber muy bien cómo protegerse. Fue un costo alto. Se contagiaron tres veces más que el promedio nacional. El trabajador formal tenía seguro de salud y podía activar coberturas para el desempleo. El informal, no. En medio de todas sus carencias, sentirse más vulnerables con riesgo de muerte generó angustia, que es la que estalla ahora.
Agregue usted que el service se queda con parte de la remuneración y el informal termina recibiendo menos que el mínimo. Imagine que, aunque la jornada arranca a las cinco de la mañana, el informal pelea desde las tres para ser reclutado al menos ese día; o que cuando tiene que alimentarse, lo hace a 35° de calor y muchas veces sin sombra para descansar ni agua para refrescarse. Ese es el maltrato que duele y el que rebela. Las empresas formales han demostrado que no usan services, que pagan por encima del salario mínimo y que respetan todos los derechos laborales. Que el problema lo han generado las empresas informales.
Sin embargo, nada de esto habría pasado si hubiésemos denunciado a tiempo los atropellos de las empresas informales. No era ser acusetes, era una elemental indignación frente a la violación de los derechos de los trabajadores informales. Ese fue nuestro error y esa nuestra responsabilidad en esta crisis. Mire usted cómo los derechos de los trabajadores terminan siendo parte de cualquier plataforma de desarrollo.
La Ley Agraria será derogada. Alguna mejora habrá para el informal. Pero la solución no vendrá con más plata, sino con mejor trato. El sentimiento también vale, pero lo ponemos nosotros, no la ley.
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