La venganza de los lobbies

Si en algo ha conectado con el Perú real y ha sido coherente este Congreso de la República, desde el primer día en que fue elegido, es en la imperturbable, sostenida voluntad de darles la razón a quienes lo caricaturizan y lo rechazan, es decir, casi todo el país.

Claro que convertir al Poder Legislativo en un cachivache siniestro –empobreciendo así la credibilidad de la democracia peruana– parece a estas alturas menos un asunto de endémica incompetencia, que parte de algún plan.

El cinismo, el desprecio por los intereses de la ciudadanía se ha vuelto a hacer patente con la decisión de investigar, otra vez, a la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu). Para nadie es un secreto que la maniobra no responde sino al apetito de venganza del bien aceitado lobby de las universidades de medio pelo que estafan a jóvenes peruanos deseosos de mejorar sus condiciones de vida con programas académicos de pésimo nivel, y a las que se les ha comenzado a retirar la licencia, luego de ser evaluadas exhaustivamente por calificados profesionales.

La Comisión de Educación del Parlamento, presidida nada menos que por la ilustrísima, que no ilustrada, Tamar Arimborgo, como era obvio desde que el fujimorismo la designara para el cargo, decidió exactamente lo contrario de lo que esperaría el país, en buena cuenta, que se deje trabajar en paz a la Sunedu, ya que en la revisión de la calidad educativa de estas instituciones –que han enriquecido a sus dueños a costa del bolsillo popular– están protegiendo el bienestar de la familia y la juventud peruana. El daño se extiende, además, a la economía, ya que, si se pide con tanta insistencia facilidades para la inversión, pocos impedimentos tan insalvables como la falta de mano de obra calificada en nuestro medio: los títulos o diplomas que entregan a granel seudo universidades como las recientemente inhabilitadas solo impactan negativamente en el prestigio de los profesionales locales.

Pero ya sabemos qué partidos políticos se benefician del nefasto pero lucrativo negocio de la educación superior: es a ellos a los que se debería investigar.