El primer proyecto, apodado “Proyecto de modernización de refinería de Talara (PMRT)”, era uno que, en principio, solo tenía que añadir un proceso de “desulfuración” a la refinería de Talara. En 2010, ello costaba US$1,300 millones (más o menos lo que le costó, al final, el proyecto a Repsol); para julio de 2013, Humala anunciaba que costaría US$2,730 millones. Hoy sabemos que serán al menos US$5,400 millones. ¿Cómo pudo multiplicarse por 4 el valor de la obra? En simple, porque nos mintieron desde el comienzo: no es un “proyecto de modernización”, como dijeron, sino una nueva refinería. Así, como leen: estamos construyendo una nueva refinería (que no necesitamos) para refinar petróleo que no tenemos (no producimos ni la mitad de la capacidad instalada).