Vivito y coleando. Alan García descartó haber sido operado. (Renzo Salazar)
Vivito y coleando. Alan García descartó haber sido operado. (Renzo Salazar)

Dice el congresista Becerril que espera, respecto de las investigaciones que se les siguen a Keiko Fujimori y al partido Fuerza Popular, que la verdad salga a la luz. Pero para que “la verdad salga a la luz”, ya sabemos, es necesario prender focos, husmear en sitios poco visibles, zamaquear el árbol para que caigan dudas y pruebas, oír distintas fuentes y así. Y, sobre todo, que los actores hablen, cuenten su versión de los hechos, provean datos y muestras, entre otros. La “verdad” no verá “la luz” si quienes deben esclarecer las cosas aprovechan las investigaciones para victimizarse, para pechar a las instituciones encargadas o, peor aún, entorpecerlas, como han hecho tantos en nuestro país.

Para empezar, no se entiende por qué, hasta el día de hoy, ni Keiko Fujimori ni Alan García son citados a la comisión Lava Jato. Dicen en la comisión que no existen razones suficientes para llamarlos, que aún construyen las tesis y ya habrá momento para citarlos. Pero, como bien dice el dicho, quien no la debe no la teme: ¿por qué no pueden presentarse y aclarar las menciones en las libretas de Marcelo Odebrecht? Si es cierto, como dicen, que no recibieron ni un sol de financiamiento ilegal, ¿cuál es el temor de brindar sus testimonios ante dicha comisión?

Por otro lado, el caso Lava Jato amerita que las autoridades actúen con mayor rigor. Digo esto porque tanto Keiko Fujimori como Alan García han levantado la voz cuando la Fiscalía amplía los plazos de investigación, así como el paso al tipo de investigación como “organización criminal”. Cierto, esto les crea a ambos un problema político de cara a 2021 (ya que la misma podría ampliarse por 36 meses más), pero es que este caso de corruptelas no deja otra línea de acción: se han faenado, recordemos, miles de millones de soles, dinero que bien pudo ir a cerrar brechas sociales, mejorar nuestra infraestructura o invertir en mejoras institucionales. Trabando y posponiendo no se busca justicia, sino impunidad.

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