Congresistas de oposición recordaron 'vladivideo' que marcó la caída del régimen de Alberto Fujimori.
Congresistas de oposición recordaron 'vladivideo' que marcó la caída del régimen de Alberto Fujimori.

Aunque 48% de los encuestados cree que –en el hipotético caso de que el Congreso negara por segunda vez la confianza a un gabinete– el presidente Kuczynski no lo cerraría (frente a un 37%), lo cierto es que es muy probable que, de darse dicha situación, la presión sería tan fuerte que finalmente lo haría. La política, como tantas otras cosas, se mueve más por las pasiones que por la razón, y este gobierno ya probó ser proclive a seguir sus instintos primarios.

Datum, al igual que Ipsos anteriormente, explora en esta última encuesta qué sucedería de darse dicha situación (léase, que efectivamente cierren el Congreso constitucionalmente ante la doble negativa de la confianza), y ambas encuestadoras presentan datos favorables al fujimorismo: sería la primera fuerza en el Parlamento siguiente. De nuevo, esto va más allá de la razón, pero exploremos cómo sería el futuro del gobierno ppkausa de darse la situación.

Primero, como sabemos, el calendario obliga a un proceso electoral corto, de cuatro meses, tiempo en el cual sería la Comisión Permanente la que haría las veces del mandato legislativo. No obstante, la misma actuaría con prerrogativas recortadas, esos cuatro meses serían un infierno para el Gobierno, toda vez que la misma mantendría una fuerte presencia fujimorista.

Fuerza Popular, por otro lado, aprovecharía para hacer una purga en su lista, con lo cual iría “reforzada” a las elecciones legislativas, quién sabe si liderados por Keiko Fujimori. Por otro lado, al fujimorismo le convendría aprovechar las elecciones como simulacro electoral, de cara a las regionales y locales de 2018.

En resumen: el Gobierno estaría cuatro meses ante un escenario muy negativo, y podría enfrentar un Congreso fujimorista más beligerante y unido los siguientes tres años de gobierno. ¿Vale el riesgo?

Al fujimorismo, dicho sea de paso, tampoco es que le convenga asumir el riesgo; bien puede, a fin de cuentas, perder poder en la siguiente elección.
Por un lado y por otro, es mejor buscar una agenda común. Y para el Perú… pues, ni qué decir.

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