Rusia 2018
Rusia 2018

Una de las razones por las cuales la Universidad de Harvard es lo que es (para muchos, la mejor universidad del mundo), es la aplicación sistemática del uso de “casos” para enseñar análisis, diagnóstico y aplicación de herramientas en la búsqueda de soluciones a problemas específicos. La mayoría de problemas no son simples, menos aún se solucionan con una acción específica. Al presentárseles un caso, dice Harvard sobre su método, los estudiantes tienen que ponerse en los zapatos de quien enfrenta el problema, deben identificarlo y plantear recomendaciones de cómo solucionarlo.

Pues bien, eso es lo que deberíamos hacer con la clasificación del equipo peruano al Mundial de Rusia 2018. En simple, era casi imposible que la selección peruana clasificara a 5 fechas de cerrar la etapa clasificatoria. En la cuarta fecha estábamos penúltimos (puesto 9 de 10 equipos), y nos mantuvimos en el octavo lugar hasta la fecha 13 (de 18). Un empate o pérdida nos sacaba de la zona clasificatoria (los primeros cuatro puestos y el quinto jugaba el repechaje). Y, como bien sabemos, clasificamos.

¿Qué pasó? ¿Qué cambios estratégicos, culturales, organizacionales, financieros o de otro tipo ocurrieron para que la historia cambie en tan poco tiempo? ¡Pasamos del octavo lugar a estar en área de clasificación directa en tan sólo 3 fechas!

Lo que ha hecho la selección peruana de fútbol es de antología; debería servir, por ello, como un ejemplo de la capacidad de superar obstáculos y prejuicios que podemos tener los peruanos. En la adversidad, con casi todo en contra, lograron reconstruirse y darle al pueblo peruano una alegría inimaginable. Dejar esta historia como una anécdota sería un error.

Así como estábamos penúltimos en la tabla de clasificación, así estamos penúltimos en calidad educativa, institucional, respecto a la informalidad o al régimen laboral. ¿No se puede hacer nada? ¿Esa es la realidad y mala suerte? La selección nos demostró este miércoles que sí se puede. Aprendamos de ellos cómo hacerlo.