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La interpelación del dengue
“La ministra debe explicar qué es lo que está haciendo –y logrando– su sector para controlar el avance del dengue, que ha cobrado ya 141 vidas (sin considerar el subregistro de aquellos casos mal diagnosticados o de pacientes que mueren en sus casas)”.
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La interpelación a la ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, es ya un hecho. Se recogieron las firmas necesarias para la presentación del pliego y ayer Fuerza Popular acordó sumarse también a la iniciativa, con lo cual solo queda saber qué día debe presentarse en el hemiciclo.
La ministra debe explicar qué es lo que está haciendo –y logrando– su sector para controlar el avance del dengue, que ha cobrado ya 141 vidas (sin considerar el subregistro de aquellos casos mal diagnosticados o de pacientes que mueren en sus casas). A la fecha, ya hay 132,237 contagios a nivel nacional, desbordando los centros médicos de algunas regiones como Piura y Lambayeque.
A estas alturas, los cuestionamientos sobre un manejo inadecuado de la emergencia aumentan cada día que pasa, sin que se distinga una mejora en la situación. Como se sabe, se ofreció desde el Ejecutivo que la tasa de contagio en las zonas más afectadas del norte iba a bajar en unos 15 días, pero ha ocurrido exactamente lo contrario. Se habló asimismo de inaugurar un centro de control y atención que hasta ahora no comienza a operar por falta de infraestructura y personal médico. Promesas, todas ellas, que el Aedes aegypti, el zancudo del dengue, parece haberse llevado con un simple aleteo infeccioso entre poza y poza.
Y quien lo dude, que pregunte a los piuranos. No es tampoco la noticia que el país necesita recibir: la ciudadanía está ya cansada de nuevas muestras de insensibilidad del gobierno central cuando las zonas o regiones más apartadas de la capital se precipitan en alguna epidemia o catástrofe. La imagen de provincias abandonadas a su suerte es la que más alienta los seudoargumentos del extremismo ideológico.
No hace mucho señalamos aquí mismo que las autoridades subnacionales eran corresponsables de los desmanejos con las estrategias de contención del mal, pero el seguimiento y vigilancia del ente rector de la salud pública es también irrenunciable. La dramática cifra de más de 130,000 contagios habla por sí misma.
La interpelación no es mala. Como indica el exministro Óscar Ugarte, es más bien una oportunidad para que la ministra exponga las estrategias que está desplegando su sector ante esta nueva emergencia sanitaria. Y ya se evaluará luego –con resultados concretos en la mano– si su planteamiento es convincente o no.
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