La estrategia de la oposición. (Foto: Lino Chipana Obregón / GEC)
La estrategia de la oposición. (Foto: Lino Chipana Obregón / GEC)

El respaldo al adelanto de elecciones propuesto por el presidente sigue alto. El 70% cree que es lo mejor para el país, tanto en lo político como en lo económico.

La iniciativa es además una columna importante en la que descansa la aprobación de Vizcarra, porque después de la lucha anticorrupción, es el segundo motivo por el que quienes lo aprueban justifican su posición a favor.

Lo delicado es que está al mismo nivel de la segunda razón por la cual el sector más crítico con su gestión lo desaprueba, y es la sensación de que el gobierno no da la talla para manejar el estancamiento de la economía. Tomando en cuenta que el proyecto anunciado el 28 de julio es de carácter extraordinario y lo segundo es una obligación permanente del Ejecutivo, habría que observar la comparación con cuidado y hacer una movida estratégica de timón.

El archivamiento “temporal” de Tía María ha sido bien aprovechado por la oposición. No hablamos aquí solo de fujimorismo o aprismo. Si consideramos que además son muy pocas las bancadas que apoyan que las elecciones generales se realicen en abril de 2020, entre ellas precisamente las dos de izquierda (NP y FA), es fácil entender por qué parece haber calado la idea de que este no es un gobierno promodelo, sino uno que incluso podría poner en riesgo su continuidad.

No decimos que lo sea, pero ese es el mensaje que envían sus adversarios y para ello basta un desafortunado comentario del Ministro de Cultura que mereció una aclaración.

Por lo demás, seguimos atrapados en el limbo de si es o no posible presentar una cuestión de confianza. La mayoría en el Congreso está apelando al cansancio, para provocar la sensación de impericia política en Palacio.

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