Yonhy Lescano y Mauricio Mulder protagonizaron un intercambio de insultos, gritos y acusaciones en el Congreso. (Captura/Canal N)
Yonhy Lescano y Mauricio Mulder protagonizaron un intercambio de insultos, gritos y acusaciones en el Congreso. (Captura/Canal N)

El congresista Mauricio Mulder participó del primer gobierno de Alan García y se mantiene ininterrumpidamente en el Congreso desde 2001 (electo con 24,571 votos), hasta su reelección en 2016, con 155,738 votos. Es el cuarto congresista con mayor votación (poco menos de la tercera parte de los votos del suspendido Kenji Fujimori), consolidándose como uno de los políticos más resaltantes de su partido.

El Apra es el partido con mayor recorrido histórico de nuestro país y ha llegado a la presidencia dos veces con Alan García. Originalmente socialdemócrata –todavía forma parte de la Internacional Socialista–, en las últimas décadas ha tenido un marcado peso conservador: alianzas parlamentarias con el fujimorismo, varios ministros de su segundo gobierno y la candidatura junto al PPC en 2016 son prueba de ello.

¿Luego del fracaso de Alan García en su cuarta postulación, tiene el Apra alguna figura con posibilidad de competir por la presidencia en 2021?
La reciente ley promovida por Mulder con el respaldo de Fuerza Popular que prohíbe la publicidad estatal en medios privados –en lugar de regular una práctica con notables sospechas de negociados desde hace años, para evitar dispendio gubernamental y dependencia estatal por parte de medios privados– es una magnífica acción política para tomar protagonismo en diarios, radio, televisión y redes, no obstante el perjuicio que causará la medida o la eventual declaración de inconstitucionalidad de la ley.

Creo que, luego de 20 años en el Congreso, Mulder tentaría la candidatura presidencial, aunque apuesto a que no lo hará sin previamente tener un posicionamiento que le permita competir con opción. La denominada ‘Ley Mordaza’ es un buen camino para perfilar una campaña electoral y el potencial candidato lo sabe. El siguiente paso del congresista podría ser desmarcarse de sus múltiples coincidencias con el fujimorismo. Una suerte de retorno a su discurso institucional y democrático de 2001. Así de paradójico.