Jugada de Ajedrez. (AFP)
Jugada de Ajedrez. (AFP)

En las últimas semanas, el panorama político se ha complicado, más, como consecuencia de las declaraciones de Marcelo Odebrecht a los fiscales peruanos. Si bien el acta aún no es pública, se sabe que Odebrecht habría declarado contra diversos actores políticos y empresariales e incluso sobre el presidente.

Cuando el Perú seguía festejando el pase al Mundial, buena parte de la clase política era puesta bajo sospecha de haber recibido dinero como aporte de campaña a cambio de favores políticos y/o asesorías.

Y nos encontramos con que mientras la ciudadanía está buscando sanciones ejemplares, los políticos consideran que dadas las circunstancias, mejor si hacemos borrón y cuenta nueva. Y la élite empresarial, siempre llegando tarde, está desesperada por impedir que la crisis desestabilice, aún más, al Gbierno y con ello a la economía. Todo en aras de la democracia, la institucionalidad y el Estado de derecho.

En el camino, el fujimorismo equivoca batallas. Cuando los reflectores están sobre ellos, midiendo cada mirada, cada movimiento, cada paso, quieren lucharlas todas para demostrar su poder. Sin darse cuenta de que el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin batallar. Así, lograrían que sus tropas no se desgasten, y sus ganancias –políticas – sean mayores. ¿Quiere el fujimorismo tumbar la democracia como sostienen sus detractores? ¿O es simple torpeza, inmadurez y/o intereses particulares?

Estamos ante una crisis seria, y no encontramos un líder al que seguir. La reserva moral del país, esa que a fines del 90, en medio de la crisis institucional y política, nos hizo creer que ellos nos construirían un país mejor, está envuelta hoy en el mayor escándalo de corrupción de Latinoamérica. El problema es que si cuando cayó el fujimorato los ciudadanos tenían quién liderara la lucha contra la corrupción y sacara al Perú de la crisis, hoy casi toda –sino toda– la clase política está cuestionada.

Tanto así que ya se escucha decir que para lograr sostener al Gobierno y mantener la democracia es mejor que ciertas cosas no sean investigadas ni se hagan públicas. Y en una gran jugada de ajedrez, la ex alcaldesa de Lima fue lanzada a los leones. Y es que en el ajedrez se debe buscar siempre proteger al rey. Ello sin desmerecer las acusaciones contra Villarán.Y aquí seguimos, empantanados en corrupción. Con las capturas de rentas y la privatización del Estado incólumes.