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Juan Mendoza: Religión, universidades y candidatos al Congreso
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La razón de ser del Estado es la provisión de servicios públicos como la seguridad ciudadana, la defensa nacional, las relaciones exteriores o el cuidado del medio ambiente. ¿Por qué, entonces, distrae el Estado peruano valiosos recursos en subsidios a la Iglesia Católica y a las universidades privadas?
La espiritualidad o ausencia de ella es un asunto que le atañe al individuo. Ninguna iglesia, secta o agrupación religiosa debe recibir ayuda alguna del Estado. Cuando el Estado subsidia a una iglesia, discrimina a los creyentes de otras iglesias o a quienes no profesan fe particular. Y sería peor, como han planteado varios candidatos, que además de subsidiar a la Iglesia Católica se subsidie a otras. Si aspiramos a una sociedad libre, que respeta las posturas religiosas de todos por igual, se debe eliminar cualquier subsidio a cualquier iglesia.
Los estudiantes de las universidades privadas vienen de familias con ingresos superiores al promedio. ¿Por qué el Estado peruano subsidia la educación de estas personas a través de beneficios tributarios a sus universidades? ¿No es evidente que ello aumenta la desigualdad? El que una universidad privada tenga fines de lucro o no es un asunto privado. Pero ¿Por qué el Estado va a recaudar menos impuestos para hacer más barata la educación de personas con ingresos superiores al promedio?
Ahora bien, si se quiere que más personas con talento y de escasos recursos tengan acceso a la educación superior, entonces la política correcta es subsidiar directamente a estas personas. Ello se podría conseguir, por ejemplo, a través de becas a quienes obtengan los puntajes más altos en un examen nacional de matemáticas y lenguaje. En cualquier caso, al igual que la Sunedu, los beneficios tributarios de las universidades privadas deben desaparecer si queremos mejorar la eficiencia y equidad de la política educativa.
Es mala idea enseñarle a tocar piano a un cerdo por dos razones. La primera es que no funciona. La segunda es que el cerdo se molesta. Digo esto porque ya se conocen las listas de candidatos el Congreso. Y aunque hacer planchas y dar brincos en la televisión son formas de ganarse la vida, sería iluso pensar que constituyen preparación adecuada para el Parlamento. Felizmente, varios personajes televisivos que se voceaban no han sido incluidos en las listas. Hubiésemos sido el hazmerreír internacional.
Pero es hora de examinar con lupa las hojas de vida de los candidatos que sí han sido incluidos. Sea Usted juez severo hoy, para no quejarse mañana.
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