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Juan Mendoza Pérez: Las pensiones: La plata es de la gente
“Si no confiamos en las personas y los mercados, entonces mejor regresemos a las oscuras épocas de la planificación central”.
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Economista
Aplaudo la iniciativa de permitir el retiro del 95.5% del ahorro previsional a los 65 años. Si el pleno del Congreso la aprueba, las compañías de seguros ofrecerán mejores pensiones para atraer clientes. Y es precisamente más competencia lo que el sistema necesita con urgencia.
Los argumentos en contra son falaces. Se dice que los jubilados van a farrear su plata. Pero si alguien quiere malgastar su fondo igual malgastará su pensión mensual. Más aún, es menos probable que alguien apueste S/.40,000 en el casino de una sola vez que S/.200 cada mes. Se dice que la medida es un golpe a las AFP porque las va a desfinanciar. Nada más lejos de la verdad. Las AFP siguen reteniendo el mercado cautivo del que gozan. Eso no ha cambiado un ápice. Más bien, la medida haría más atractivo el cotizar en planilla pues se tendría libertad para disponer del ahorro forzoso al jubilarse.
Se afirma que luego de malgastar su dinero las personas van a ser una carga para el Estado. Pero, ¿cuándo en la historia republicana nuestro Estado se ha hecho cargo de algo eficazmente? No somos Suiza. De hecho, apenas uno de cada cuatro jubilados recibe pensión de la ONP o de las AFP. El grueso de las personas mayores se mantiene por sus propios medios sin ayuda alguna del Estado.
Recordemos que más de 2/3 de los jubilados de las AFP reciben menos de S/.1,000 de pensión. Incluso, las pensiones de muchos son inferiores a S/. 300. ¿No es acaso evidente que estamos reduciendo el bienestar de estas personas al impedirles disponer de sus fondos?
Quienes perderán, en el corto plazo, serán las compañías de seguros que han venido ofreciendo pensiones bajas, amparadas por la protección que les da la legislación y por las absurdas tablas de mortalidad en vigencia. Pero, en el largo plazo, la industria también gana pues tendrá el incentivo a ser eficiente en lugar de dedicarle recursos al lobby para mantener sus privilegios. Y los lobbies no son capitalismo sino mercantilismo.
Los argumentos en contra de la liberación del ahorro previsional esconden un paternalismo incompatible con la libertad individual. Si no confiamos en las personas y los mercados, entonces mejor regresemos a las oscuras épocas de la planificación central.
Pero las pensiones necesitan muchas otras reformas. La ONP es un monumento a la ineficiencia. Hay que hacer que las AFP compitan de verdad, como tiene que ser en una economía de mercado.
Los fondos previsionales no son ni del Estado, ni de las AFP, ni de las compañías de seguros. Son de la gente. Aprendamos a respetar la propiedad privada.
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