/getHTML/media/1238511
Lo último del paro de Transportistas
/getHTML/media/1238503
Rubén Vargas sobre inseguridad: "Se necesita inteligencia no estado de emergencia"
/getHTML/media/1238497
Gilmer Meza de Sutep Lima: "Ministro de Educación -Morgan Quero- debería de renunciar"
/getHTML/media/1238485
Alfonso Bustamante CONFIEP sobre inseguridad: "No hay liderazgo, hay ineficiencia"
/getHTML/media/1238306
Mariana Costa de Laboratoria habla sobre sus encuentros Obama y Zuckerberg en La del Estribo
/getHTML/media/1238304
Los mejores libros del siglo XXI según The New York Times | Biblioteca de Fuego
/getHTML/media/1238303
¿Cementos y fútbol femenino? Gabriel Barrio de Unacem en Marcas y Mercados
/getHTML/media/1238207
118 mujeres han sido víctimas de feminicidio en lo que va de 2024
/getHTML/media/1238198
Lo último: allanan la casa de 'Chibolín'
/getHTML/media/1237508
Hugo de Zela sobre viaje a EE.UU.: "Se intentó explicar al Congreso, pero Dina no quiso"
/getHTML/media/1237506
Abraham Levy: "Hay mucho desinterés sobre los incendios forestales"
/getHTML/media/1237484
Darío Sztajnszrajber, filósofo: "Aprendamos a vivir el amor también con sus sombras"
PUBLICIDAD

Juan Mendoza Pérez: Lecciones del pasado: 300 años del ingreso per cápita

“Hay que abandonar la cómoda posición de culpar a las potencias extranjeras de ser las causantes de nuestro atraso relativo”.

Imagen
Fecha Actualización
Economista

Bruno Seminario ha escrito una monumental obra titulada El desarrollo de la economía peruana en la Era Moderna. El texto, resultado de décadas de exhaustiva investigación, contiene estimaciones de la población y el ingreso per cápita del Perú desde 1700. Líneas abajo, mis apreciaciones sobre esta excelente contribución al estudio de nuestra historia económica.

Los datos de Seminario indican que el subdesarrollo del Perú es responsabilidad de los peruanos y no de los extranjeros. En efecto, el ingreso per cápita al inicio de la República era superior al de España y equivalente a 60% del de Inglaterra, entonces el país más desarrollado del mundo. Por el contrario, hoy nuestro ingreso per cápita, a precios internacionales, es menos de 20% del de Estados Unidos. Nuestro desempeño económico fue tan paupérrimo durante el siglo XIX que el ingreso per cápita del Perú en 1920 era similar al de 1780 durante la revolución de Túpac Amaru. Por lo tanto, hay que abandonar de una buena vez la cómoda posición de culpar a las potencias extranjeras de ser las causantes de nuestro atraso relativo.

Y no es que la economía peruana no tenga el potencial de crecer. Paradójicamente, la economía peruana ha crecido a tasas comparables a las de Inglaterra durante la mayor parte de los últimos tres siglos. El problema es que el Perú, a diferencia de Inglaterra, ha tenido múltiples catástrofes macroeconómicas, es decir periodos en que lejos de crecer la economía se desploma, perdiéndose el avance obtenido durante décadas. Ejemplos de catástrofes son la independencia, la Guerra del Pacífico, el Niño de 1982-83 y la hiperinflación entre 1988 y 1990. Así, más que concentrarnos en crecer más rápido, hay que aprender a evitar los colapsos.

Los datos también nos dicen que las políticas de libre mercado han funcionado como camino a la prosperidad mientras que las políticas estatistas e intervencionistas han sido un sonoro fracaso. Entre 1948 y 1967, en que primaba la libertad económica, el ingreso per cápita se expandió en 3.5% como promedio anual. En cambio, entre 1968 y 1990, en que el país se dejó llevar por los cantos de sirena de la planificación central, el ingreso per cápita se redujo 1.1% por año. Entre 1990 y 2012, nuevamente con políticas de libre mercado, el ingreso per cápita volvió a crecer a una tasa promedio de 3.5%.

Así como se extirpa la mala hierba y se corta por lo sano con quien no nos hace bien, nuestra historia debe servirnos para no repetir los errores macroeconómicos del ayer.