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Juan Mendoza Pérez: La economía del fútbol
“Lamentablemente, las noticias recientes sugieren que el fútbol está carcomido por una rampante corrupción que llega a las más altas esferas”.
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Economista
El fútbol es el deporte rey. Miles de millones de personas siguen con intenso interés los campeonatos internacionales a medida que el negocio del fútbol sigue creciendo. Pero el futuro del deporte está amenazado por el comportamiento mafioso de muchas dirigencias y la inflexibilidad de sus reglas.
El fútbol desata pasiones que nos recuerdan a rituales sagrados de la antigüedad. Las actividades productivas y financieras se paralizan o aletargan durante los juegos importantes. Hay menor movimiento económico luego de fracasos en torneos internacionales debido al bajón anímico que muchos experimentan. Los ingresos del fútbol son superiores al PBI de numerosos países.
Pero la fascinación mundial con el deporte descansa, crucialmente, en la premisa de que las decisiones de los árbitros son justas. Si los aficionados creyeran que los resultados están arreglados o sujetos a presiones, entonces gran parte del suspenso e interés en el fútbol desaparecería.
Lamentablemente, las noticias recientes sugieren que el fútbol está carcomido por una rampante corrupción que llega a las más altas esferas. Peor aún, hay evidencia que indica que las decisiones arbitrales están sistemáticamente sesgadas en contra de los equipos visitantes o de escaso poder económico. Así, por ejemplo, varios investigadores concluyen que en las ligas más importantes del mundo, como la española, italiana y alemana, los equipos visitantes reciben más tarjetas rojas y amarillas, y que les pitan más penales en contra. Sabemos, además, que hay mayor tiempo de descuento cuando el equipo local pierde por un gol, pero menor cuando gana por el mismo marcador. En colaboración con Andrés Rosas, profesor de la Universidad Javeriana, he encontrado evidencia concluyente de sesgo arbitral en las ligas de Argentina y Colombia.
Y no hay que conducir ninguna investigación formal para constatar la escasa objetividad arbitral. Así, por ejemplo, ha sido una estafa para los amantes del deporte observar la escandalosa eliminación de Uruguay a manos del local en la Copa América de Chile, como directa consecuencia de errores del árbitro.
Si queremos preservar el fútbol, es urgente cambiar algunas de sus reglas. Una modificación sencilla sería que los equipos tengan la potestad, durante el juego, de solicitar la revisión de los fallos arbitrales utilizando las grabaciones de video. Para evitar estrategias dilatorias se podría limitar el número de revisiones. Esta, y otras modificaciones, ayudarían a reducir la injusticia en este apasionante deporte.
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