Juan José Garrido: Punto de inflexión

La salida del ministro Alfredo Thorne es un golpe muy fuerte para el gobierno, y en especial para el presidente Kuczynski. Thorne, además de sus dotes como persona y profesional, fue la mano derecha del mandatario cuando aún era PPK: viajaban juntos, intercambiaban puntos de vista y demás.

Pero como en casi todo, así es la vida y hay que asumirla como viene. Ingrata o no la salida, esta debe servirle al gobierno para enfocar sus baterías en recuperar la legitimidad menguada durante estos últimos meses. Como advertimos en marzo y abril, la crisis climática debió ser superada con una estrategia política que aprovechara el incremento de la popularidad del mandatario para, por un lado, ganar iniciativas y, por el otro, asumir costos políticos (que con baja popularidad serían suicidas).

Hoy juramentará como titular de economía el primer ministro Fernando Zavala; en el papel, es la mejor jugada: conoce el MEF como pocos, lo cual es el primer objetivo, pero además tranquilizará a muchos al reconfirmar su permanencia como primer ministro (ante los rumores de una posible salida en julio). Esta designación debería ir acompañada de algunos cambios para mandar un mensaje más claro a la población. El gobierno debe aprovechar esta crisis como un punto de inflexión.

A la vez, casi no hay analista que no exija un entendimiento entre el oficialismo y la oposición. La forma es lo de menos, sea una cumbre presidente Kuczynski y Keiko Fujimori, un trabajo de embajadores, un 2+2, etcétera. Tampoco debería importar mucho la temática; ambos partidos coinciden en varias propuestas de política pública y económica.

¿Qué falta entonces? Puede ser que exista el interés, pero falte voluntad, de una u otra parte. Puede ser que no observen el entrampamiento en el que nos encontramos. Sea como sea, el país necesita retomar una senda de desarrollo, el gobierno requiere de un punto de inflexión, pero para ello también requiere de un soporte mínimo que garantice la gobernabilidad.