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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El road-show mediático del otro ex toledista (hoy ppkausa) Jorge Villacorta es más que llamativo. Primero, por la figura retórica que utiliza para el mismo: un supuesto fastidio, una rara incomodidad ante la presencia de la ministra Ana Romero en el gabinete Zavala. ¿La razón? Su conocida participación en la ONG del ex presidente Alejandro Toledo, hoy manchado por las relaciones con la constructora brasileña Odebrecht.

Digo "supuesto fastidio" y "rara incomodidad" porque cuando saltó el escándalo Lava Jato y fue arrestado el dueño de la constructora Marcelo Odebrecht, el Sr. Villacorta no dijo nada. Claro, como muchos, dirá que no había "pruebas suficientes" y otras salidas a las cuales estamos acostumbrados. Nada nuevo, por cierto.

Lo preocupante es lo segundo. Es clara la intención del Sr. Villacorta y otros miembros del partido Peruanos por el Kambio de tumbarse al gabinete Zavala. Por donde va deja muestras evidentes de disconformidad con la actuación del premier y su equipo ministerial.

Si fuese un gobierno fuerte, con una bancada suficiente para lidiar con la oposición, y los resultados de la gestión fuesen positivos, pues no sería más que una letanía personal. Pero la queja se presenta en un momento de alta vulnerabilidad: el caso Odebrecht ha hipersensibilizado a los peruanos asqueados de la corrupción público-privada, la bancada es chica y frágil, y las métricas de popularidad del gobierno son decrecientes.

Ello nos lleva a la lectura de esta reyerta. Pareciera que la arremetida de Villacorta y Violeta, como cabezas visibles de la misma, apunta a una vendetta (fueron separados de la cúpula del poder) y a una búsqueda, en dicha línea, de puestos de mayor poder sobre los cuales, presumo, creen tener derechos. Es un problema frecuente, dicho sea de paso, cuando los partidos se articulan alrededor de intereses personales y no ideas u objetivos en común.

Si así son las cosas, el presidente Kuczynski enfrenta otro problema de peso (además de los ya conocidos). Problema que, recordarán algunos, advertimos meses atrás. Y pensar que quedan 53 meses de gobierno.