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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El ingreso del conservador Donald Trump a la Casa Blanca ha llevado a muchos a discutir el fin de la era liberal. Nile Gardiner, de la Fundación Heritage, sostiene en CNN que la salida del demócrata-liberal Barack Obama de la presidencia, así como el Brexit, señalan dicha línea. Y la revista The Economist se pregunta si el liberalismo del premier canadiense Trudeau será la luz de esperanza global.

Sin duda, como sostiene The Economist, la victoria de Trump es una de populismo y proteccionismo, muy lejos de los ideales liberales que triunfaron al final de la Guerra Fría. Pero ello no significa que el mundo haya seguido tampoco dicha línea en los últimos años, y menos aun que Obama o Trudeau sean los herederos del liberalismo que CNN o The Economist refieren.

Cierto, Obama y Trudeau son dos cartas del pensamiento demócrata-liberal; pero en dicho plano las libertades políticas e individuales priman sobre las económicas. No es el liberalismo clásico que promovieron Margaret Thatcher y Ronald Reagan, aquellas que efectivamente ganaron la guerra de las ideas en el siglo XX.

La dupla Thatcher-Reagan eran, en sentido estricto, liberales: promocionaban la libertad en todos sus ejes, tanto en lo político como en lo económico: la democracia, como pilar fundamental del modelo político, y la reducción de impuestos, la mejora en el ambiente de negocios, y la privatización de los servicios públicos, entre otros, en el plano económico. Dicha receta sacó a Inglaterra de la catástrofe en la que se encontraba luego del experimento socialista del Partido Laborista. Y la misma llevó a los Estados Unidos a una era de desarrollo tecnológico y en calidad de vida sin precedentes.

El mundo necesita el liberalismo político e individual de Obama y Trudeau, pero también necesita del liberalismo económico de Thatcher y Reagan. Si algo prima en las grandes economías (así como las medianas, como las nuestras) es prender los motores del emprendimiento, de las inversiones, de tal manera que se desarrollen flujos de capital y mejores puestos de trabajo. Y cuanto antes se prendan, mejor.