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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Como hemos comentado en días recientes, es imprescindible proteger al entorno presidencial, el cual incluye –por supuesto– al vicepresidente Martín Vizcarra. Se entiende la buena voluntad inicial: un ingeniero y empresario exitoso, conocedor de la problemática regional (como gobernador de Moquegua), que se expresa y comunica bien, pues podía perfectamente asumir una cartera como la de Transportes y Comunicaciones. De hecho, pudo ser casi cualquier otra.

El problema no es Martín Vizcarra, sino el contexto, los escenarios y los riesgos. Un análisis de riesgos básicos de este gobierno incluiría, sin duda alguna, aspectos relacionados a la cúpula del poder: las características del mandatario, una bancada limitada y desarticulada, luchas internas en el partido, amén de los oportunistas de siempre, los amigos con privilegios y demás que rodean a cualquier gobierno de turno.

Suena feo mencionarlo, pero no podemos omitirlo: nuestro presidente cumplió, recientemente, 78 años. Incluso si se mantuviera en óptimo estado físico, el nivel de estrés que el cargo conlleva debe multiplicar por dos o tres el paso del tiempo. En un ambiente de conversación, el presidente Kuczynski se luce con mucho nivel intelectual y un conocimiento del país que muy pocas personas tienen. Es, en dicho sentido, un lujo. Pero la edad aprieta; podemos verlo, si quieren, como nuestra "verdad incómoda".

Dicho esto, en eso se pueden aprovechar las fortalezas del vicepresidente para compensar las debilidades del mandatario. Podría perfectamente ser su compañero de ruta (partner, si prefieren), alguien con quien trabajar codo a codo, con quien intercambiar ideas, percepciones, y con quien enfrentar los problemas. Trabajando en una suerte de "dupla", dicho binomio podría hacer mucho más extensiva su presencia y más dinámico su actuar, transmitiendo así mayor confianza a la población.

Por ejemplo, miremos el norte y los desastres climáticos. El presidente viajó el domingo, pero por obvias razones la estadía fue limitada (en tiempo y cobertura); la presencia del vicepresidente pudo sacar más provecho a la misma.

Están, de sobra, a tiempo de hacer modificaciones en el gabinete. No perdamos estas ventanas de oportunidad.