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Juan José Garrido: En defensa
“Censurar, sin embargo, al único ministro decente en años y que ha tenido los pantalones para comerse esta lucha por nuestra seguridad sería inaceptable”.
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Conocí a Carlos Basombrío, hoy ministro del Interior, pocos días antes de que asuma el cargo de Defensor del Lector en Perú21. Por supuesto, como muchos, lo seguía antes como analista y experto en seguridad. Pero es a través de su gestión como DdL que pude conocerlo como profesional y como persona, y si algo debo destacar es su honestidad e integridad absoluta.
Carlos Basombrío no es una persona que toma las cosas a medias o que le corre a los problemas, menos aún que enflaquece cuando las papas queman. Y así ha sido su gestión como ministro del Interior: decidida y frontal contra la delincuencia, fuera y dentro de la Policía. De ahí el encono y los intereses por removerlo.
A diferencia de sus antecesores, sobre todo aquellos del gobierno humalista (gente pérfida y/o anodina), el ministro Basombrío optó por enfrentar ambos problemas simultáneamente; no solo se propuso luchar contra el crimen organizado, sino además limpiar a la institución de los malos agentes. Audaz, sin duda, y para muchos un error de cálculo. Pienso que no. De hecho, creo que si algo había que hacer en dicho cargo era eso: ponerse los pantalones, ajustarse el cinturón y comerse el pleito. En lo personal, le agradezco esa valentía y determinación.
El Ministerio del Interior necesitaba de una persona íntegra, honesta, que diga las cosas como son y actúe en consecuencia. ¿Es lo mejor para el ministro? Por supuesto que no. ¿Hace más cómodo su trabajo? Por supuesto que no. Más aún, la gestión de Basombrío está brindando frutos, como bien muestran las cifras oficiales.
La oposición va a interpelar al ministro y él ha dicho que va con la mayor predisposición. Me parece muy bien. Que lo interpelen por una marcha y el error de los efectivos que la acompañaron, pues bueno, ni modo. Censurar, sin embargo, al único ministro decente en años y que ha tenido los pantalones para comerse esta lucha por nuestra seguridad sería inaceptable. Ojalá actúen, todos, con la razón y no con la pasión.
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