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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Contando al presidente del Consejo de Ministros, son 19 los ministerios que costeamos los peruanos. No tiene sentido listarlos, por obvias razones.

Primera cuestión: ¿Por qué se necesitan ministerios? La respuesta es meridianamente clara: para que el Ejecutivo funcione requiere que se cumplan ciertas tareas y las mismas se pueden hacer mejor bajo direcciones especializadas. Ojo, lo ideal sería que "las funciones" estén determinadas por las necesidades de los ciudadanos, no la de los políticos de aferrarse al poder (y sacar provecho de él).

Segunda cuestión: ¿Cuántos y cuáles ministerios necesitamos? Acá empiezan los problemas: para los más estatistas, aquellos que creen que es el Estado quien debe resolver en mayor medida los problemas económicos y sociales, más ministerios implican mayor dotación de soluciones públicas; encima, como creen que el Estado puede ser un buen proveedor de dichas soluciones, la lógica se estira ad infinitum. Quienes no creemos ni en el Estado facilitador, ni en el Estado conocedor de las soluciones, nos contentamos con los menos posibles, con una ventaja adicional: menos impuestos (mayor capacidad de resolver nuestros problemas por la vía privada).

Sin correrle a la pregunta, y sin plantear el deseo de todo liberal (esto es, asumiendo que ciertas provisiones sociales debe garantizarlas el Estado), hay algunos sectores obvios: seguridad nacional (interna –Interior– y externa –Defensa–), Relaciones Exteriores, Economía (políticas y finanzas), servicios sociales (Salud, Educación, Cultura), y aquellos referidos a los sectores productivos (Minería, Agricultura, Industria, entre otros).

Creo, y ahí va la propuesta del artículo, que podemos bajar el número de ministerios considerablemente. Por ejemplo, el Ministerio de Trabajo. Las leyes laborales no deberían nacer en un órgano social sino técnico; la supervisión del cumplimiento de las normas puede darse a través de un órgano competente en lo jurídico (léase tribunales, no burócratas). Igual con los temas ambientales: se fijan las normas, los estándares de cada sector, y un órgano competente resuelve las controversias.

No sé con exactitud cuántos, pero calculo que se deberían poder reducir a una docena los ministerios. La era digital y la profesionalización del sector público harían el trabajo más fácil.