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Juan José García: Papa caliente en la bancada naranja
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Después de setenta días de una irresponsable huelga magisterial, casi un millón de alumnos están en riesgo de perder el año escolar. ¿Por qué irresponsable? Porque, a pesar de que este lunes se logró un preacuerdo para atender los legítimos reclamos de los maestros, estos decidieron a última hora no ratificarlo.
La razón para esta postura es muy simple: los docentes rechazan categóricamente lo expuesto en el artículo 23 de la Ley de Reforma Magisterial, el que indica que, para continuar en la carrera magisterial, se debe superar satisfactoriamente una evaluación de desempeño, lo que contribuye a mejorar la calidad educativa en el país.
Lo que se pretende evaluar es cómo el profesor (i) promueve un clima de respeto en el aula; (ii) regula el comportamiento de los estudiantes; (iii) absuelve dudas; (iv) gestiona el tiempo de enseñanza; (v) maneja las interrupciones, y (vi) fomenta la motivación, participación e interés entre los estudiantes.
El detalle es que los docentes tienen hasta tres intentos, con una capacitación previa a cada examen, antes de ser separados del cuerpo magisterial. Por si esto fuera poco, se terminó aceptando que el tipo de evaluación sea oral en lugar de escrita.
A pesar de todo, según lo explicado por el congresista Edmundo del Águila, los profesores presentarán un proyecto de ley que buscará modificar el controversial artículo 23. Los cambios procurarán eliminar la posibilidad de que los docentes sean separados del magisterio en caso de que reprueben tres veces. En lugar de esto, solo se impedirá el ascenso en la escala salarial, instaurando así un esquema de estabilidad laboral absoluta.
En caso de que se presente el mencionado proyecto, Fuerza Popular será responsable de decidir si continuamos con la encomiable reforma magisterial o si nos desviamos hacia un despropósito nacional.
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