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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Una foto es un instante congelado al azar, pero hay casos en que sintetiza volúmenes de argumentos. En la foto oficial del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), a Fidel Castro la extrema vejez lo ha dejado sin fuerzas para maquillar su medular maldad. Ya no tiene vigor para representarse santo, como antes. Es un Drácula decrépito. Lo han vestido huachafamente con la estética de Raj Koothrappali, el personaje de The Big Bang Theory, camisa de leñador, azul y negro, y chaqueta deportiva para fingirlo activo. Pero, además, está muy desaliñado. El cabello y la barba tienen desorden de suciedad más que de casualidad. Antes, incluso sus uñas eran de manicure. En la importante estética del poder —que los modelos mesiánicos vigilan con meticulosidad—, cada elemento y color dan un mensaje. Hay una oficina de Inteligencia del Estado encargada de cuidar estos detalles. Fidel está disminuido intencionalmente en esta foto, aunque esté al centro. A su derecha está otra momia, el primer vicepresidente Machado Ventura. Para transmitir paz, los alfiles de esta dictadura visten guayabera blanca. A su izquierda, el presidente Raúl Castro le levanta la mano como a un muñeco (se lo quiso hacer a Obama) y, aunque es centenario, está saludable, pulcramente peinado, de saco azul marino y camisa celeste, los colores tranquilizantes que usa la Unión Europea.

En este congreso, al viejo Consejo de Estado —la rosca militar que controla Cuba— le han adosado cinco personajes de comparsa para la propaganda: una profesora, una científica, un obrero, una feminista y el galeno que dirige esa invasión de médicos cubanos en América Latina. Les llaman "civiles". Obvio, es un régimen militar.

Pero ya no existe parche que funcione. La única no engañable y que siempre cumple es la muerte, y en la foto ya los está besando a todos.