[Opinión] Sandra Belaunde: Los 200 son los nuevos 20.
[Opinión] Sandra Belaunde: Los 200 son los nuevos 20.

Nuestro país, un joven de doscientos años, no está aprovechando su juventud ni la de su población. Le falta mucho por desarrollarse, por crecer y producir. Somos más las personas en edad productiva (65%) que aquellas en edad dependiente (35%), como menores de edad o adultos mayores.

El hecho de que haya más personas en edad productiva significa que estamos atravesando una etapa en la que, como país, podemos ser más productivos y crecer más rápido porque hay más personas que pueden empujar el coche. A esta etapa se le llama bono demográfico y durará cerca de 25 años más, que no es tanto, según cálculos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Esa era la buena noticia. La mala es que el empleo formal no es nuestro fuerte. Siete de diez peruanos tienen un trabajo informal, frente a los tres que tienen uno formal. Esto se pone peor en la población joven; si esas diez personas son jóvenes, solo dos tienen un empleo formal.

La respuesta, como país, que podemos dar a esta situación es crear mayores oportunidades a la población joven y crear jóvenes más productivos. Hay algunos caminos y ninguno se salva de la regulación o de la autorregulación.

Aunque suene contraintuitivo para algunos, el peor enemigo de la formalidad es una norma que busque enrigidecer las reglas laborales. Si las reglas son muy difíciles de cumplir, se vuelven incentivos perversos para que las empresas se vuelvan informales y, como consecuencia, haya más puestos de trabajo sin ningún derecho.

Para tener jóvenes más productivos, la calidad de la educación es esencial. La prioridad de los padres es la educación de nuestros hijos; también debe serlo de todas las universidades y centros educativos. La educación que reparte diplomas sin repartir conocimiento solo sirve en papel.