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El zapateo del partido Todos por el Perú (TPP) para desconocer el fallo del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), las protestas callejeras contra Keiko Fujimori, las reiteradas agresiones a candidatos arrojándoles objetos para generar violencia y el comunicado del Partido Nacionalista mencionando "que las condiciones no son positivas para continuar" en el proceso electoral me hacen pensar que algo antidemocrático se vendría cocinando desde algunos sectores, para deslegitimar el proceso electoral y traérselo abajo.

Al parecer, la estrategia es generar dudas sobre el desempeño del JNE, incluso se ha llegado a insinuar que uno de sus miembros tiene relación con un partido político, y que, por lo tanto, su decisión estaría sesgada para favorecer a un candidato en particular.

Otra parte de la estrategia iría por sembrar el caos social, para generar un clima de ingobernabilidad. Aquí la juventud cumpliría un papel preponderante, que por su vehemencia es fácil contaminar de odio. Este ruin juego político es muy efectivo para canalizar los intereses de los verdaderos protagonistas que se esconden cobardemente en el anonimato.

Por ello es importante que estemos atentos; hay sectores políticos de sentimiento totalitario que no aman la democracia, y la usan para favorecer a una ideología extrema, y que ven en las libertades políticas y económicas de las que gozan una ventana de oportunidad para favorecerse.

La izquierda extrema, aquella que hizo que el país tuviera miles de muertos y caos social, no resiste la idea de que partidos consolidados –con los cuales podemos tener diferencias, pero que se basan sobre principios democráticos– lleguen a gobernar nuestro país.

Estemos alertas. Las críticas inconsistentes a las instituciones electorales debemos rechazarlas de plano, como también a todo acto social que, tomando como pretexto el respeto a los derechos humanos y sociales, pretenda traerse por los suelos el proceso electoral de abril próximo.