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Se tumban el empleo
No hace mucho el INEI informó que entre 2021 y 2022 el número de informales en zonas urbanas había aumentado en casi 2 millones de personas.
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El Gobierno publicó el miércoles otro funesto decreto supremo que afectará severamente el ámbito laboral en el país. La medida establece altas multas para los empleadores que incumplan con las nuevas normas que restringen la tercerización e intermediación laboral, calificándolas como “falta grave”.
Es decir, si se tercerizan servicios para desarrollar actividades que formen parte del “núcleo del negocio” –el llamado core business–, la multa será de 52.53 UIT o 241,638 soles. Y lo mismo si se terceriza cualquier otro aspecto o actividad distinta a la principal; el monto de la multa no varía.
El resultado será que cientos de miles de trabajadores quedarán en la calle o serán empujados a la informalidad. Si es que no, desde luego, a la delincuencia, pues, ante crisis económicas como las que vive el Perú, no son pocos los padres y madres de familia desempleados que, presas de la desesperación por llevar algo a sus casas, terminan transgrediendo la ley.
No hace mucho el INEI informó que entre 2021 y 2022 el número de informales en zonas urbanas había aumentado en casi 2 millones de personas. El subempleo, por su parte, se acrecentó en alrededor de un millón de ciudadanos. Y se sabe que la informalidad y el subempleo son actividades que suelen desarrollarse en los límites de lo legal.
A la anomia generalizada –inseguridad en calles y pistas, conflictos sociales recurrentes, un sinfín de autoridades nacionales y regionales encarceladas o procesadas por corrupción– en que está cayendo el país se le añadirá ahora una ola de desempleo masivo.
Además de haber dado ya carta libre a la organización de paros y huelgas, el objetivo parece ser esta vez poner en jaque, también, la economía de los empleadores. Y todo, orquestado desde Palacio. Según fuentes fiables, el propio Castillo le habría ordenado al actual ministro de Trabajo, Alejandro Salas, que no dudara en sacar, aunque sea de manera unilateral, cuanto decreto fuera necesario para concretar las amenazas contra la empresa privada con que acostumbra a condimentar sus indigestos discursos.
Que a nadie entonces le parezca raro que las calles se pongan cada vez más duras. ¿Esta es realidad laboral que soñaba Castillo para el Perú: un país de desempleados, subempleados, informales y huelguistas?
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