Alberto Fujimori, tras ser dado de alta por la noche del 4 de enero, fue conducido a su nuevo hogar en La Molina. (USI)
Alberto Fujimori, tras ser dado de alta por la noche del 4 de enero, fue conducido a su nuevo hogar en La Molina. (USI)

Se consumó el infame e irregular indulto al dictador Alberto Fujimori Fujimori. Con ello, miles de víctimas de su régimen, entre ellas las mujeres sometidas a esterilizaciones forzadas, ven frustrado su legítimo derecho a la justicia. No solo tienen que pasar por la humillación de ver a su perpetrador libre, sino además blindado judicialmente por el derecho de gracia que también le fue concedido.

A pesar de que, en mayo de 2016, en campaña electoral, Mercedes Aráoz pedía acceso a la justicia y memoria para ellas, y conminaba a Keiko Fujimori a que asuma ese pasivo político; el viernes, la ahora primera ministra les pidió que ya de una vez olviden y no fastidien más. Y lo más grave es que a eso le llama reconciliación.

Como ha señalado la experta en género y derechos humanos Julissa Mantilla, el proceso de reconciliación nunca podrá ser real y sostenido mientras no exista una participación directa y activa de las víctimas, quienes no han sido consideradas en ningún momento para la decisión de indultar a Alberto Fujimori.