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Una verdad incómoda
“Anotemos que desde 1993 nunca un sondeo (en el país) había recogido la voluntad ciudadana de volver al bicameralismo, cosa que sí se dio el año pasado”.
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Esta semana, la comisión encargada de presentar propuestas para la reforma política encabezada por el profesor Fernando Tuesta entregó al Poder Ejecutivo las conclusiones de un profundo trabajo académico. La cuestión está en que el grupo de trabajo arribó a una serie de conclusiones que van en colisión directa con lo que el presidente Vizcarra pidió a la ciudadanía para el referéndum de diciembre del año pasado. Quedémonos, por motivos de espacios, con la bicameralidad: el presidente dijo que sí, luego que no y finalmente quedó en no.
Muy bien: desde que el ex presidente Fujimori promulgara la Constitución de 1993, nuestro país dejó de tener un Congreso con dos cámaras. Fujimori consideró en su momento que el Congreso y buena parte de la partidocracia eran una piedra en el zapato de su gobierno y decidió unificar a senadores y diputados bajo la categoría llana de congresistas. Desde allí, las más educadas voces del derecho constitucional han invocado la necesidad del retorno al bicameralismo para poder tener un mejor sistema de pesos y contrapesos.
Desde que, el año pasado, el presidente anunciara la convocatoria a un referéndum, él mismo se encargó de hablar de la importancia de la bicameralidad; sin embargo, cuando encontró que la cuestión de confianza estaba siendo alterada en el proyecto final al que arribó el Congreso, decidió dar marcha atrás y decirle al pueblo que vote en contra de lo que antes había pregonado. Su popularidad en ese momento le permitió que la orden se convierta en cambio de marcha y logró que la ciudadanía rechace la bicameralidad.
Anotemos que desde 1993 nunca un sondeo había recogido la voluntad ciudadana de volver al bicameralismo, cosa que sí se dio el año pasado. A pesar de esto, Vizcarra ponderó como más importante avanzar en su agenda que tomar esta ventana de oportunidad. Más o menos al mismo tiempo, Vizcarra citaba a la comisión Tuesta para que eche manos al trabajo que –como dije al comienzo– se acaba de entregar. El tema está en que la comisión que Vizcarra convocó le ha dicho a Vizcarra que haga lo que él le pidió al pueblo no hacer.
¿Qué hará el presidente? Escuchar a los técnicos que él mismo eligió para apuntalar un mejor sistema político y presentarle al Congreso un proyecto de ley que vaya exactamente en contra de lo que se encargó de difundir en las semanas previas al referéndum. Pregunto porque eso le va a costar popularidad. Y ya sabemos que el presidente Vizcarra es especialmente propenso a dejarse influenciar por el qué dirán magnificado. Ojalá que el premier Del Solar, que asume esta mochila, encuentre un punto de consenso. Menudo reto el que tiene.
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