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La incertidumbre del adelanto
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Nada bueno se asoma en el horizonte político tras la propuesta del adelanto de las elecciones para 2020. Todo lo contrario. El escenario se advierte tenso, polarizado al extremo y con un margen nulo para un diálogo que debió llegar a mínimos entendimientos al día de hoy. Han pasado 20 días desde el anuncio de Vizcarra en el Congreso y no hay calendario preelectoral; el proyecto no está en la agenda.
Lo que parece haberse comenzado a gestar, más bien, es el clima que permita a sus opositores sacarlo de Palacio y poner en su lugar a Mercedes Araoz. Su salida de la bancada oficialista, junto a Bruce y Choquehuanca, parece contener un mensaje cifrado a la oposición; están más cerca de una sucesión de Vizcarra que la de ellos.
La respuesta de Fuerza Popular es un parte de guerra. La reelección de Rosa Bartra en la Comisión de Constitución, Tamar Arimborgo en Educación y la vocería de Milagros Salazar es decirle a Vizcarra, sustancialmente, que buscarán vacarlo a toda costa; hay otras bancadas que se sumarán con sus votos porque temen perder el puesto. Además, Keiko en la cárcel no podría hacer campaña electoral si las cosas se adelantan a 2020.
Si bien Vizcarra ha salido magullado por la crisis de los audios de Arequipa, sería preocupante que una negociación bajo la mesa entre Araoz y los opositores de Vizcarra pueda tener como punto de agenda el control de la Fiscalía para tirarse abajo los procesos anticorrupción. Un escenario así desataría el caos y la situación se tornaría inmanejable, si consideramos a la calle enfurecida y en contra de un desenlace en el que la impunidad se ponga por delante. Así, ante la incapacidad del gobierno y el Congreso por siquiera entenderse, y dejar al país en la incertidumbre, adelantar las elecciones es el único camino viable a estas alturas.
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