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Redacción PERÚ21

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Ariel Segal,Opina.21 arielsegal@hotmail.com

La península de Crimea está situada al sur de Ucrania, en la costa norte del Mar Negro, y por siglos fue centro de batallas de muchos imperios, incluyendo el ruso y el turco que se enfrentaron en dos guerras del siglo 19. En Crimea viven muchos descendientes de súbditos de varios imperios: griegos, tártaros y ucranianos, pero en 1917 con la Revolución Rusa, Ucrania y Crimea se unieron a la Unión Soviética y el régimen comunista, eventualmente, solo se anexó la ciudad de Sebastopol para construir un importante puerto y una base militar que le otorgara salida y presencia en el Mar Negro para controlar la región del Cáucaso.

La reciente revuelta popular que derrocó al gobierno prorruso de Yanukovich despierta conflictos atávicos en la exURSS, producto de los desplazamientos poblacionales hechos por Josef Stalin para rusificar a ese imperio (se expulsaba a decenas de miles de habitantes originales de las republicas soviéticas conquistadas o anexadas, y se enviaba a rusos para que, con el paso del tiempo, toda la población solo se educara bajo el idioma y la cultura rusa). Aunque el sucesor de Stalin, Nikita Krushov, le otorgó Crimea a Ucrania en 1954 (dejando de ser una republica autónoma), la cantidad de ruso parlamentes que viven allí los hace identificarse con el régimen de Moscú.

La política de desplazamiento de poblaciones ejecutada por Stalin es la raíz de todos los conflictos entre Rusia y sus vecinos, incluyendo a Ucrania, desde la desintegración de la URSS.

En un país tan dividido como Ucrania, con un gobierno temporal moderado, pero con grupos radicales nacionalistas y xenófobos que quieren el poder, y una Rusia imperialista liderada por un exlíder de la KGB, sin escrúpulos (véase la masacre de Chechenia), esa zona rica en gas es literalmente un barril explosivo.

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